jueves, 22 de agosto de 2013

Las guerras de Vincho

MANUEL FERMÍN
Hace algunas semanas se le dio riendas sueltas a la campaña difamatoria y perversa contra la persona y familia del doctor Marino Vinicio Castillo. Imputación: “ocultar patrimonio”, “ser un mal aliado del Estado en la lucha contra las drogas”, e, incluso, intelectual del sicariato. ¡Qué sandez! Todo un monumento a la temeridad y la mala fe. Pero el verdadero y único “pecado” de él, cuál es?: que ha enhestado bandera de lucha contra sectores agrarios atrasados, contra el caciquismo rural, por un lado; y por el otro, enfrentar con firmísima convicción a sectores políticos y económicos del país y del exterior ligados a actos criminales, negocios corruptos y lavado de dinero. Contra esos poderosos intereses han sido libradas las batallas más duras de “las guerras de Vincho”, jurista que ha tenido verdaderos combates gladiatorios sindicando a personajes políticos de haber ordenado asesinatos de ciudadanos que han capturado la atención de la comunidad nacional. Exigiendo justicia se le han lanzado todo tipo de calumnias “que todavía no cesan”, que salen de un conglomerado político y de sus adheridos que con vehemencia le acosan, pero cargados de crímenes y corrupción contra el Estado, y que se esfuerzan con denodado interés de anclar su propia impunidad.
Así que en esta interminable “historia de guerra” del doctor Castillo, más inquietante que sus planteamientos de orden político, son sus constantes señalamientos de evidencias de vínculos existentes de estos adversarios con estructuras mafiosas que han infiltrado el poder político y el Estado. He aquí donde las guerras del doctor Castillo han tomado los matices más intensos, pues sus constantes denuncias sobre el establecimiento de relaciones íntimas, entre algunas formas, a través de la financiación de campañas electorales por sectores del crimen organizado a favor del partido en el cual las evidencias rodean con más precisión sus acusaciones, son irrefutables. Salta  a la vista que el país se ha convertido de puente a un centro de operaciones y distribución, y esta transformación ha incidido en la escalada de violencia que arropa la nación”.
Su fortaleza moral es tal que si quisiera “que no lo hace” vanagloriarse de nunca haber sido sometido a la dimisión moral a la que sí sus enemigos han sido obligados a recurrir, el doctor Castillo no hace gala de ello aunque sí nunca ha renegado de su estirpe política. ¿Haz visto usted, amigo lector, alguna acusación por asociación ilícita en su contra? Lo que no es ocultable es como estos personajes vienen transmutándose de buey manso a buitres, poniendo al desnudo la insolvencia y la nula integridad moral, y con culpas graves en los problemas nacionales, y sin embargo, solo han recibido el reproche de él para todavía seguir tratando de encandilar a jóvenes que desconocen su pasado que indigna a toda persona decente. Esa es la razón de que sean guerras sin fin, hasta la rendición. Son como las Guerras Púnicas entre Roma y Cartago: hasta la destrucción total de la República Africana.
Los grandes debates nacionales de los últimos 50 años llevan sus huellas dactilares y de paso han afianzado su imagen de abogado de la República como él prefiere llamarse; con su espíritu querellante alzando su voz contra el cinismo y la falta de escrúpulos erigidos como sistema de gobierno. Él neutraliza al adversario sin tener que cambiar pruebas por ruido, degradando la megalomanía y el afán de grandeza, por el efecto de la fuerza indomable de sus argumentos. En esta nueva guerra, no menos agresiva que las anteriores, donde tenía que soportar la obscena casta de privilegiados que le atacaban desde sus trincheras, ahora él lucha  acompañado de un contrapoder mediático de aguerridos comunicadores que rápidamente han zarandeado y sacado de combate a sus agresores.
No se puede ignorar la dimensión trascendente que tiene “y seguirá teniendo” el excelso jurista.

http://www.listindiario.com.do/puntos-de-vista/2013/8/20/289084/Las-guerras-de-Vincho

1 comentario:

Anónimo dijo...

A Los buenos hombres,siempre se le quiere arrojar basura,pero Dios siempre derribara al los hombres malos y prostitutos"...que seria