martes, 26 de febrero de 2008

SEPULTAN A EX JUEZ JUAN MARIA SEVERINO, VINCHO LO ELOGIA

PUERTO PLATA.-“Vengo de lejos, porque me trae el deber. Esta Audiencia Especial de la inhumación de este juez de la República es un evento, no solo doloroso, sino más bien una manera de revelar y dejar expuestas muchas de las grandes falencias nacionales”,

Así inició el doctor Marino Vinicio Castillo el panegírico que pronunció en el sepelio del Juez Juan María Severino, famoso por haber condenado a 20 años de prisión a ex presidente de la República, Salvador Jorge Blanco y por la dureza de sus sentencia en contra de narcotraficantes.

Severino murió el pasado domingo en la Plaza de la Salud a la que fue ingresado en varias ocasiones aquejado por graves dolencias de salud, ocasionadas por la diabetes y una deficiencia renal crónica y fue enterrado ayer lunes en el cementerio de Puerto Plata, ciudad donde residía humildemente.

Antes de inhumar su cuerpo fue llevado al Palacio de Justicia de este Departamento Judicial, donde los jueces de la Corte de Apelación, encabezados por su juez presidente, Pedro Balbuena, los miembros del Ministerio Público, con el procurador general, Félix Alvárez Rivera y dirigentes de la seccional del Colegio Dominicano de Abogados, presididos por Altagracia Serrata, realizaron una guardia de honor.

El jurista dijo que “este hombre íntegro muere abrumado de carencias y desdichadamente ignorado por un medio social enfermo, como el nuestro, al cual sirviera en la forma más valerosa que se pueda concebir”.

Castillo expresó con voz fuerte: “Muere signado por la ingratitud y la denegación signado por la ingratitud y la denegación que siempre acompaña de forma siniestra a los grandes hombres al tiempo de su desaparición”.

Juan María Severino he echado de menos el pabellón nacional que ha debido cubrir el féretro que encierra tus restos mortales”, expresó.

Agregó que “lejos de indignarme y entristecerme por ello, te levanto más al reconocer tus altos méritos en los servicios más arriesgados y peligrosos que, hoy por hoy, existen en el mundo, como lo es el juzgamiento del crimen de lesa humanidad de la droga, ese azote que ha pasado a ser temible y ya reverenciado por la cobardía de una sociedad en fuga”.

Sostuvo que esa sociedad está maleada hasta los tuétanos por la odiosa opulencia de aquellos bárbaros que el juez Juan María Severino supo juzgar y sancionar, en un día a día escalofriante, convertido en heraldo y guardián de la juventudes, no solo nacionales sino del mundo, tan gravemente malogradas por el vicio letal del consumo de esa diabólica mercancía de muerte y destrucción.

“Si alguien quiere apreciar las magnitudes de la descomposición social nuestra no podría encontrar un espejo más límpido que la hoja de servicio de tu vida, que la recta dedicación y la arriesgada determinación que supiste asumir, con una humildad que asombraba, cuando hacías las veces de vigilante incorruptible de la salud de esas juventudes”, apuntó.

Señaló que Severino realizaba esa defensa “como un soldado inmerso en la desesperadas trincheras de la resistencia ante el crimen organizado, combatiendo con sencillez enérgica en ese muladar de una justicia venal, corrupta, cobarde y cómplice de la impunidad de los peores agentes del crimen, que venían triturando como pavorosos pioneros todo lo que fuera un referente moral”.

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