lunes, 7 de octubre de 2013

El contragolpe del 63

Vinicio A. Castillo Semán
Con motivo de cumplirse el 50 Aniversario del golpe de Estado contra el gobierno constitucional y democrático del Profesor Juan Bosch, he considerado pertinente referirme a un hecho histórico (que para muchos es desconocido, debido a que la mayor parte de los medios de comunicación nunca han hecho referencia del mismo) como lo fue el intento de contragolpe para reponer al Profesor Juan Bosch el 30 de octubre del año 1963.
Para quien esto escribe, tiene una signifi cación especial porque nací 4 días después, el 3 de noviembre de 1963, y mi padre, Marino Vinicio Castillo, fue junto con el general de aviación Chaguito Rodríguez Echavarría, y de los hermanos de éste, su compadre Antonio y Virgilio, de los que encabezó ese movimiento conspirativo contra el régimen de facto del triunvirato, que 40 días antes había derrocado a Bosch de la presidencia de la República El contragolpe se iba a producir con el levantamiento de la entonces poderosa y vital Base Aérea de Santiago, en la que había un impresionante poderío militar equivalente a la Base Aérea de San Isidro, contando con el Coronel Danilo Simó Canó, Comandante de esa Base Aérea, y con el involucramiento de mucha fuerza de infantería de San Isidro leales a Rodríguez Echavarría, que habían prometido apoyo al levantamiento militar para reponer a Bosch.
Lamentablemente, el complot fue develado; apresado Danilo Simó Canó, Comandante de Santiago, junto con muchos de los ofi ciales comprometidos, iniciándose una intensa búsqueda contra los demás complotados, por lo cual mi padre Marino Vinicio Castillo se vio en la obligación de irse a la clandestinidad junto con el General Rodríguez Echavarría y permanecer ahí hasta principios de 1965, tiempo en que fi nalmente pudo reencontrarse con su familia y conocer a su hijo más pequeño, Vinicio, a la edad de un año y meses. Mi madre me cuenta que cuando me trajo al mundo en la Clínica San Rafael, había una vigilancia de los organismos de seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas al servicio del triunvirato, esperando la aparición de mi padre para su apresamiento, vigilancia que prosiguió posteriormente por largo tiempo durante el 1964.
Mi padre permaneció escondido, bajo la protección de su entrañable Antonio Martínez Francisco, que en aquel momento era presidente del PRD, quien primero lo alojó en su residencia y después en una fi nca de cañaverales próximo a Boca Chica. Según nos ha relatado a sus hijos desde hace mucho tiempo, asistió en febrero de 1965, dos meses antes de la Revolución, a una reunión en Juan Dolio con 14 ofi ciales involucrados en el golpe que se planeaba contra el triunvirato. Allí conoció a José Francisco Peña Gómez y estaban Mundito Espinal, Máximo Lovatón y Antonio Martínez Francisco.
Los ofi ciales quisieron oir la opinión de Vincho Castillo sobre el nuevo plan para derrocar al triunvirato. Este les dijo que había participado en el Contragolpe para reponer a Bosch 40 días despúes, cuando lo consideraba lógico y posible; pero que intentarlo un año y medio después, podía dividir a las Fuerzas Armadas, traer una guerra civil y una intervención de los Estados Unidos, por lo que propuso la creación de una Junta Militar encabezada por Fernández Domínguez, Hernando Ramírez y los militares constitucionalistas, que llamaran a elecciones de manera inmediata, con la participación de Bosch.
Lamentablemente, el Dr. Vincho Castillo fue desoído; el Dr. Peña Gómez le dijo que cómo era posible que un hombre de sus luces intelectuales pudiera imaginar que a esa altura de la historia Estados Unidos pudiera intervenir nuevamente a la República Dominicana.
Otros entendieron que la posición de mi padre lo que escondía era su deseo de que Joaquín Balaguer retornara al poder, sin valorar que él había arriesgado su vida sin conocer a Bosch personalmente, para retornarlo al poder con el fallido contragolpe del 30 de octubre del ’63.
Mi padre nos ha relatado que tiene testimonios fehacientes de que Bosch ponderó como factible la posibilidad de una Junta Militar encabezada por ofi ciales de la talla moral de Fernández Domínguez y Hernando Ramírez, que llamara a elecciones, como él planteó en Juan Dolio. El Dr. Castillo tiene la convicción de que Bosch, que era un prócer desprendido de ambiciones personales desmedidas, no exigió su vuelta al poder sin elecciones, como una condición indispensable para el derrocamiento del triunvirato.
La historia le dio la razón a la trágica advertencia de Marino Vinicio Castillo aquella noche en Juan Dolio. Se dio el alzamiento militar contra el triunvirato; se dividieron las Fuerzas Armadas, sobrevino una guerra civil con 5,000 muertos y vino una funesta intervención militar sobre el territorio dominicano.
La secuela de muertos (de ambos lados) de los años posteriores en plena guerra fría, superaron los de la revolución, en una absurda y trágica lucha política, militar e ideológica entre hermanos dominicanos.
A mi padre le he pedido, igual que mis hermanos, que escriba sus memorias con todos los detalles, no sólo de lo narrado en este artículo, sino de muchos otros episodios claves de la vida nacional, en los que él ha sido protagonista o testigo de excepción, en procura siempre de los mejores intereses de este país. No hacerlo es permitir que granujas metidos a historiadores tergiversen los hechos históricos y envenenen con desinformación a las generaciones que sucedieron a esas épocas. 

www.listindiario.com.do/puntos-de-vista/2013/9/29/294003/El-contragolpe-del-63

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