lunes, 7 de octubre de 2013

RD en las Naciones Unidas

DISCURSO PRONUNCIADO POR JOSE RICARDO TAVERAS BLANCO, DIRECTOR GENERAL DE MIGRACION, EN EL DIALOGO DE ALTO NIVEL SOBRE MIGRACION INTERNACIONAL Y DESARROLLO; CELEBRADO EN EL MARCO DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU), EN FECHA 4 DE OCTUBRE 2013.
Señor Presidente:
La República Dominicana es una nación con vocación internacionalista, así lo ha consagrado consuetudinariamente en su constitución. Dada su coherencia en lo concerniente al apoyo de iniciativas internacionales que procuren alcanzar todo ideal de justicia, equidad, desarrollo social, económico y político de las naciones; se puede dar por descontado que comparte plenamente todos los conceptos emitidos durante esta Asamblea General, en el marco del Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo.
Esto así, porque nuestra nación se ha constituido en base a un crisol de razas y riqueza cultural donde la migración ha jugado un papel predominante, ya como emisora, receptora y escenario de tránsito de migraciones; por lo que reconocemos en ésta un factor “pluridimensional que incide sobremanera en el desarrollo”[1] de las naciones que impacta.
Si fuésemos a definir a un migrante, tendríamos que concluir que la palabra clave para ello es “esperanza”, porque en general el desarraigo se produce siempre en búsqueda de esperanzas, de oportunidades no encontradas, horizontes que se alcanzan a divisar solo a largas distancias, búsqueda de espacios vitales que nuestro medio nos niega o que simplemente preferimos encontrar en otras latitudes, por causales que pueden ir desde el amor, la superación personal y hasta el hambre, por solo enunciar someramente algunas.
Sin embargo, el tema no puede ser analizado desde la óptica estrictamente humana y económica, sin que se consideren integralmente todos los factores que la motivan y los intereses que se movilizan en torno al proceso de las migraciones, el cual me atrevo a llamar el gran desafío del Siglo XXI.
Si bien todo derecho debe ser garantizado, tampoco podemos perder de vista las formas con que la comunidad internacional debe abordarlo. Ciertamente es necesario desplegar todo esfuerzo para evitar que el racismo, la xenofobia y cualquier otra lacra social o política que tienda a discriminar y marcar al migrante, también es cierto que el abordaje del tema en estos escenarios para el sagrado consenso del mundo, deben alejarse de todo ruido, generalmente aguijoneado por los más variados intereses, a veces nobles, solidarios y sanamente inspirados, como a veces políticos, de grupo, económico o simplemente puesto al servicio de “lavado” de la industria de tráfico de personas, que usufructúa el razonado y bien justificado celo de las naciones y los organismos internacionales por la garantía de los derechos.
No podemos desligar tampoco la migración de una de sus más grandes causales, que lo es la injusta distribución de las riquezas del mundo, que enfrentan el norte y el sur entre el desperdicio, el consumismo y la indiferencia contra una creciente falta de oportunidades en general, tales como empleo, acceso al conocimiento o la peor de todas: El hambre. En este contraste, la migración juega un papel de búsqueda del equilibrio indudable y las remesas un respiro para los que quedan encerrados y sin acceso a las oportunidades.
Mientras el liderazgo mundial no asuma como programa sistematizado la planificación de innumerables y pequeños planes tipo Marshall para la redención gradual de injustificadas realidades de muchas naciones sumidas en niveles de pobreza que constituyen afrentas para la humanidad, el fenómeno migratorio seguirá siendo motivo de múltiples matices, entre los cuales, la necesidad de la preservación de la seguridad y la identidad de las naciones no puede ser pura y simplemente desdeñado, si partimos del respeto debido al principio de dominio reservado de los estados en ciertas materias, que sirve de garantía a la existencia misma de la comunidad de las naciones.
La defensa de la migración debe ser hecha siempre, pero debe abordarse caso por caso y desde una óptica de equilibrio. Todos los países somos emisores, pero allí donde el factor de la subsistencia y la búsqueda de espacios vitales sea muchas veces casi un dilema de vida o muerte, no se debe desdeñar la responsabilidad que debemos jugar todos, a través del ejercicio de una solidaridad bien entendida que fortalezca las instituciones nacionales y desarrolle las economías, porque nunca se puede perder de vista el factor de desestabilización geopolítica y de drama humano que puede implicar todo proceso migratorio producido fuera de un marco de seguridad, orden y pleno respeto de los derechos humanos.
De manera que no se trata de una simple declaración de buena voluntad, se trata de enfrentar las desigualdades que convierten los flujos migratorios en una amenaza para la seguridad de las personas, víctimas generalmente de la industria de trata y tráfico.
Por eso, invitamos a que el tema se reflexione en un marco de prudencia y equilibrio, que evite que el uso irresponsable de la comunicación social conduzca a los responsables de la toma de decisiones nacionales o internacionales al error, a la confrontación irreflexiva con estados internacionalmente responsables, por el simple hecho de responder a estereotipos mediáticos inconducentes y para nada consecuentes con la realidad.
Auspiciemos y asumamos pues normas responsables, sin populismos peligrosos y con responsabilidad. Termino parafraseando a DUBIN, gran maestro del derecho francés, quien aconsejaba a los juristas que no olvidaran la virtud de la prudencia, pensaran todas las consecuencias de las reformas que preconicen; que sepan descubrir todos los intereses en juego; si no, so pretexto de hacer que reine mayor justicia, se expondrían a aniquilar la existente. De manera especial que deben tener presente el interés de la seguridad, la cual reputa como necesaria en la vida en sociedad; puesto que abolirla no conduciría a una justicia mayor.
Muchas gracias.

José Ricardo Taveras Blanco


http://www.fuerzanacionalprogresista.org/discurso-naciones-unidas/

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