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Castillo consideró que la participación de oficiales de la Marina en ese hecho criminal ha mermado su credibilidad y que ese “tejido podrido” podría estar en condiciones de seguir brindando apoyo cómplice al narcotráfico.
Advirtió que el país está en presencia de estructuras criminales permanentes de sofisticada organización, con recursos abundantes de todo género, que una vez encuentran respaldo y solidaridad en los encargados de aplicar la ley, terminan por establecer una especie de Estado paralelo, sombrío y letal.
Castillo dijo que le conmueve pensar que todavía no se hayan podido identificar los alcances de la participación delictiva y de intensidad desconcertante, a cargo de oficiales de la Marina de Guerra, en el apoyo logístico y militante que brindan al crimen organizado que forma parte de una estructura internacional determinada a adueñarse y destruir los valores esenciales dominicanos.
“Diciéndolo con absoluta honestidad, el crimen nos golpeó como país, bajo la humillación de tener que ver a hombres de sus armas haciendo tareas de peonaje asesino en espectaculares operativos criminales. Por ello, Paya es un síndrome a combatir”, señaló.
El jurista y dirigente político pronunció una conferencia durante el acto de graduación de los cursos de educación continuada de la Escuela de Graduados de Estudios Superiores Navales de la Marina de Guerra, en presencia del jefe de esa institución, vicealmirante Julio César Ventura Bayonet, y del de la Dirección Nacional de Control de Drogas, Gilberto Delgado Valdez, además de oficiales y miembros de la Marina.
Castillo estableció que las demás instituciones armadas del país no han estado exentas de la penetración y captación de muchos de sus cuadros sensitivos. El funcionario también dijo que lo ocurrido en la Marina de Guerra afecta a la sociedad.
Permisión y tolerancia
Expuso que basta con mirar el asedio en que se mantienen el sistema de partidos políticos y las experiencias electorales forjadoras de los poderes públicos, así como la presencia corruptora en la empresa y el comercio y las más variadas actividades sociales que van quedando expuestas al paso de esa tormenta desintegradora que son los hechos criminales vinculados a la comercialización de la droga.
Abundó que el “tsunami” ha barrido todos los estamentos desde que la dirección política superior se mostró permisiva, tolerante y verdadera compañera de la ruta del crimen en el principio mismo del siglo.
No obstante, precisó que el vergonzoso abandono del cumplimiento de los deberes esenciales del militar o del policía impactan con mayor daño al pueblo, porque éste teme que se aumente hasta niveles de enorme desgracia su indefensión ante la violencia multiforme del crimen organizado.
Fuerza moral
Castillo confió que el presidente Leonel Fernández hará cuanto resulte necesario para extremar la eficacia de los cuerpos armados de la nación ante las angustias públicas que ello entraña.
“No encontrarán ustedes ciertamente en su comandante en jefe atolondramientos, ni reacciones torpes e ignorantes, ni descontrolados atropellos al impartir las necesarias orientaciones”, subrayó.
Estimó que el quehacer paciente del mandatario no es sinónimo de vacilación o perplejidad, sino más bien una expresión más de su inacabable buena índole que lo lleva a una prudencia permanente.
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