martes, 30 de junio de 2009

Juan Bosch: paradigma de honestidad política e intelectual

POR FRANCISCO S. CRUZ*

*EL AUTOR es dirigente del PLD.

Hay muchos aspectos de la vida, la obra y el accionar político del profesor Juan Bosch que podríamos resaltar en el Centenario de su Natalicio. Pero en esta ocasión, enfocaremos dos aspectos medulares de su dilatada y fructífera vida política e intelectual. Para ello, hurgaremos en un libro clave de la literatura socio-política de Bosch: “Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana” (y de paso aclaro: que todas las citas que aparecen en este trabajo son del mencionado texto y corresponden, todas, a la 3ra., Edición, de enero de 1999. Editora Alfa & Omega. RD. Santo Domingo)

En ese texto, quizás como en ningún otro, Juan Bosch deja testimonio fehaciente de su honestidad política e intelectual. Quien haya leído “Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana”, ya se sea como requisito para una investigación sobre lo difícil y tortuoso del proceso de transición dictadura-democracia de nuestro país a partir de 1961, o como ejercicio meramente pedagógico encontrara la conciencia critica y el referente de un cientista social excesivamente riguroso en el análisis e inconmensurablemente honesto en el dato y en el reconocimiento de los meritos ajenos en el ámbito político e intelectual de quienes, incluso, fueron sus adversarios político-ideológicos conscientes o inconscientemente.

Para dejar establecido desde un principio el concepto amplio y el significado profundo y multisectorial de cómo Bosch definió y concibió el contenido socio-político de un régimen democrático reparemos en esta reflexión-abstracción y crítica a la vez:

“La democracia es un régimen político que se mantiene sobre la voluntad de todos los sectores sociales y de todos los individuos que tienen alguna responsabilidad que cumplir como ciudadanos. Si falta esa voluntad, la democracia no puede sostenerse. En la Republica Dominicana, los sectores sociales más influyentes y los líderes políticos que habían conquistado prestigio luchando contra la tiranía conspiraron en la forma más vulgar para derrocar el sistema democrático; trabajaron concienzudamente en los cuarteles para llevar a los soldados a dar el golpe del 25 de septiembre de 1963. Los soldados se dejaron conducir a esa triste hazaña, ¿pero qué había de pedírsele a ninguno de ellos si los doctores, los abogados y los sacerdotes eran incapaces de frenar sus pasiones?”

Y para honrar esa condición de intelectual y político honesto que caracterizó a Juan Bosch, leamos este reconocimiento dirigido a los delegados que realizaban por toda la geografía nacional las labores organizativas del PRD en 1961, bajo la dirección de Ángel Miolan, quien a la sazón, era su Secretario de Organización:

“Yo me mantenía en el exterior, listo a movilizar la opinión pública continental si algo les pasaba a los delegados y sobre todo buscando entre los amigos dinero para mantener las actividades del partido en el país. Pero mi situación era privilegiada, porque no me jugaba la vida; en cambio, los delegados se la jugaban todos los días. Actuaron con heroica firmeza y el país les debe gratitud; y entre ellos, el mayor honor le toca al que tenia la mayor responsabilidad, que era Ángel Miolan.” ¡Cuanta justeza!

Pero reparemos en esta observación-explicación, a modo de explicar un error de apreciación y una acusación falsa que levantó sobre el profesor Juan Bosch y sobre el PRD, en el año de 1962, el líder del Movimiento 14 de Junio, el Dr. Manolo Tavares Justo.

“…en el mes de septiembre viaje a Miami para entrevistarme allí con Emilio Rodríguez Demorizi, que llevaba la representación del doctor Balaguer; de Miami fui a Washington, donde estuve cambiando impresiones con algunos funcionarios de la Cancilleria y con algunos representantes de UCN. Ese fue el primer contacto del partido Revolucionario Dominicano con el Departamento de Estado; sin embargo el 14 de junio de 1962 el doctor Manuel Tavares Justo dijo, en un discurso ante una manifestación de sus partidarios, que el PRD había llegado a la Republica Dominicana enviado por el Departamento de Estado, como un agente de los norteamericanos. Fue no solo una injusticia con nosotros sino además una afirmación que tergiversaba la verdad histórica, puesto que la Unión Cívica Nacional se había formado sobre los cuadros del Movimiento 14 de Junio, y la organización que el Departamento de Estado tenia como favorita era precisamente la UCN. La UCN incluso tenia agentes permanentes destacados en Washington, además de los dirigentes que enviaba con frecuencia a la capital norteamericana.” No obstante, Bosch, hizo la diferencia de esa acusación con relación a otras y escribió: “…pero debo aclarar que aquella fue una acusación política en la que no hubo calumnia de tipo personal como las que abundaban en Claridad” (se refiere al semanario de los catorcistas).

Ahora escuchemos la apreciación y la opinión del profesor Juan Bosch sobre la juventud dominicana, especialmente, la que formaba el Movimiento 14 de Junio.

“Esos jóvenes tenían pasión patriótica, eran honestos y buenos luchadores, pero no habían tenido tiempo de estudiar a su pueblo y por tanto no conocían ni la composición social del país ni la diferencia de actitud ante la vida que había entre un campesino y un hijo de rico de la Capital, entre un obrero azucarero y un abogado, entre un sintrabajo de Gualey y un Secretario de Embajada. Bajo la tiranía de Trujillo la Republica vivía aislada del resto del mundo y los luchadores antitrujillistas del interior no conocían el pensamiento de los que habían logrado saltar la muralla e irse afuera, a otros mundos donde habían podido estudiar con más serenidad y con relativa objetividad el proceso histórico dominicano, la psicología nacional, el juego de las fuerzas internas y externas que habían presionado sobre el pueblo dominicano y lo habían formado –o deformado- en un trabajo de siglos.”

¿Pero, qué pensaba la clase media que “formaba el núcleo catorcita” de Juan Bosch y el PRD? Pensaban esto:

“…nosotros éramos una especie de leprosos morales; en cambio, la Unión Cívica era el summun de la honestidad patriótica y antitrujillista.” Según Bosch porque desconocían que, “Cuando actúan en función política, los hombres no son buenos ni son malos; son los resultados de las fuerzas que los han creado y los mantienen, y con cierta frecuencia son juguetes de esas fuerzas o son sus beneficiarios.” ¡Que asombrosa simbiosis de paralelismos y de conciencia histórica-critica para explicar una realidad que distanciaba a una juventud del único instrumento político disponible -en aquel momento- para alcanzar la democracia, y sin embargo, y producto de ese desconocimiento, así calificaban a Bosch y al PRD!

Del General Rodríguez Echevarria, actor de primera línea en los acontecimientos históricos que se produjeron y se fraguaron antes y después del golpe de Estado de 1963, Bosch, escribió:

“Rodríguez Echevarria tenia una inclinación franca a la justicia social. No sabía como hacerla, pero sentía la necesidad de hacerla. Era tosco y violento, pero no tonto que no pudiera ser conducido en dos puntos: su instinto de justicia social y su sentimiento nacionalista. La juventud catorcista se colocó frente a él porque esa juventud seguía la línea política de UCN; sin embargo Rodríguez Echevarria se sentía inclinado al catolicismo. Desde luego, era un típico “guardia”, con todos los resabios de su profesión.”

Sobre la realidad socio-política de 1961-62 (noviembre-enero), que vivía el país, Bosch resalta lo que definió como “ironías”:

“En noviembre de 1961, y aun en diciembre del mismo año y en enero de 1962, en la Republicana se daba una de las mas fragrantes ironías de la vida política en el mundo: Unión Cívica Nacional tenia el respaldo de la Embajada norteamericana, un respaldo pleno, y los jóvenes comunistas del PSP y los jóvenes nacionalistas del 14 de Junio eran los grupos de acción de la UCN; de manera que los nacionalistas estaban actuando, sin saberlo, de concierto con la representación de los Estados Unidos.”

Y yéndose Juan Bosch, al comportamiento político de la alta clase media y la mediana clase media y su repudio hacia el doctor Balaguer por trujillista, que los llevo a escoger a Rafael F. Bonnelly, para sucederle en el Consejo de Estado, nos trae este interesante cuadro comparativo de éstas dos figuras señeras del trujillismo:

“…repudiaron a Joaquín Balaguer por trujillista y escogieron para sucederle, a Rafael F. Bonnelly. ¿Por antitrujillista? No; porque pertenecía a la casta. Rafael F. Bonnelly era tan trujillista como Balaguer; de arriba abajo, de costado a costado, por fuera y por dentro, Bonnelly era tan trujillista como Balaguer, y más responsable que Balaguer de los peores aspectos del trujillismo.” Y termina el cuadro comparativo con este fulminante remate:

“Balaguer, doctor en derecho graduado en Paris, no le sirvió como abogado a Trujillo; Bonnelly, licenciado en derecho de la Universidad dominicana, fue el abogado y notario preferido por Trujillo para legalizar sus apropiaciones forzadas de tierras y bienes. Balaguer, buen orador, pronunció numerosos discursos a favor de Trujillo; Bonnelly, lector de discursos, leyó tanto a favor de Trujillo como los que Balaguer improvisó. Balaguer no le sirvió a Trujillo en cargos donde tuviera que tomar medidas represivas; Bonnelly fue durante años el Secretario de Estado de Interior y Policía instrumento de la policía represiva del régimen. Nadie puede afirmar que Balaguer se enriqueció con el favor de Trujillo; nadie puede afirmar que Bonnelly salió del servicio de Trujillo con los mismos bienes que tenía al inicio de su carrera de funcionario trujillista.”

Veamos ahora cómo Bosch, en 1961, examinó y situó el chisme como arma política, de descrédito y también de política de Estado a que lo había elevado la dictadura trujillista, la casta de la alta clase media y parte de la clase media cuando actuaban en política. ¿Qué propuso y con qué lo enfrentó?

“Antes de Trujillo, las campañas políticas dominicanas se hacían a base de decirle a Fulano que Mengano, líder de otro partido, había dicho de el tal o cual cosa y Fulano se convertía fácilmente en enemigo de Mengano. Eugenio Maria de Hostos había tenido razón al decir que en la Republica Dominicana la política consistía en llevar el chisme a la categoría de negocio de Estado. Trujillo magnifico la importancia del chisme en el acontecer político nacional. El chisme, debido a su naturaleza mentirosa, era siempre el germen de una calumnia, y Trujillo hizo de la calumnia la forma habitual de lucha política. Tradicionalmente, pues, todo lo que se relacionara con política se hacia en términos de personas: Zutano es esto, Perencejo es aquello.

El PRD llevo al país una técnica de propaganda política completamente nueva. En el PRD se hablaba de problemas nacionales, no de personas; de los métodos para resolver esos problemas, no de los vicios o de las virtudes de nadie. Pero el PRD tuvo siempre un auditorio señalado, un sector social al cual se dirigía, y era la gran masa popular. Nunca antes la masa popular se había sentido objeto de la atención de nadie, y eso le dio rápidamente la sensación de su importancia. El “hijo de Machepa” encontraba a alguien que le daba categoría de persona importante, y ese alguien era el PRD; como era lógico, el “hijo de Machepa” se hizo perredeista”

Para cerrar la repulsa de Juan Bosch al chisme, oigamos esta advertencia:

Todos los lideres del partido en todo el país sabían a qué atenerse conmigo: podían verme a cualquier hora, no oía chismes de ningún tipo, no aceptaba pugnas entre lideres y se producía alguna le buscaba solución; no me parcializaba a favor de ninguno de ellos. Mi papel de Presidente del partido, y por lo tanto de portavoz de todos sus miembros, me impedía favorecer de manera directa o indirecta la formación de grupos o corrientes.”

Y sobre los “ventorrillos políticos”, ¿qué escribió el profesor Juan Bosch? Veamos.

“En el año 1962, en el país surgieron los ventorrillos políticos. Unos cuantos señores que querían ser importantes, ver sus nombres en los periódicos, llamarse a si mismo presidentes de partidos, y desde luego tener un rotulo para negociar posiciones, recoger dinero y hasta llegar algún día a ser Embajadores, o algo así, empezaron a montar partidos.” Y nos preguntamos, a 47 años de distancia, ¿en qué ha cambiado esa realidad? Absolutamente en nada.

Observemos ahora en la opinión de Juan Bosch: qué perseguían los cívicos, los catorcitas y otros, su visión (la de Bosch) sobre lo que debe se un líder democrático y su actitud frente a la conspiración, en 1962.

“Los gobernantes, los cívicos, los catorcistas y mucha otra gente pensaba en termino de conspiración, no de lucha política. La fundación de una democracia requiere otra actitud, pues para establecer un sistema democrático no hay sino una base firme: el reconocimiento de que la voluntad del pueblo es sagrada y solo de ella debe partir la autoridad democrática. Cuando se entra en el camino de las conspiraciones, ya sólo a base de ella puede retornarse a un estado de derecho. Un líder político, un verdadero líder, no conspira mientras haya una puerta abierta para conquistar la voluntad popular con medios lícitos. Yo era un líder político, y los gobernantes y los adversarios del PRD no lo aceptaban. A mi se me había ofrecido meses antes el poder, para entregármelo en la misma forma en que se le entrego al Consejo de Estado, y no lo acepté. Yo había dicho varias veces que el PRD solo tomaría el poder de manos del pueblo, y ni los gobernantes ni los cívicos ni los catorcistas habían oído esas palabras. Si las habían oído, no las habían creído. Pero sucede que un líder político –un líder, no un charlatán- no dice que hará lo que no va a hacer. La Política es una función de servicio, y por tanto eminentemente moral.”

Ahora sería pertinente preguntarnos: ¿Con el apoyo de qué sector social ganó el PRD las elecciones de diciembre de 1962, y qué medidas tomo una vez en el poder? Juan Bosch nos dice:

“El PRD había ganado las elecciones con votos sólo de las masas más pobres. La alta clase media, la mediana clase media y una parte apreciable de la pequeña clase clase media, votó por otros partidos. Al tomar el poder, el Gobierno Constitucional comenzó a reajustar el presupuesto bajando sueldos,, los de ministros, de dos mil a mil pesos, los de viceministros de novecientos a setecientos pesos, los de embajadores, secretarios de embajadas y otros funcionarios del servicio exterior, en proporciones aún mayores. Habían funcionarios diplomáticos que ganaban más de cinco mil dólares, y eso era un crimen en un país donde la se moría materialmente de hambre.”

Y esta otra: ¿cuál era la percepción de Juan Bosch sobre la “Alianza para el Progreso”, los proyectos en ejecución, el Embajador de los Estados Unidos, John Barlow Martin y el representante o director ejecutivo AID en la República Dominicana, Sr. Newel Willians?

“La Alianza para el Progreso tenia su programa avanzado cuando el Gobierno Constitucional tomó el poder el 27 de febrero de 1963, y aunque Newel Willians me dijo que los planes podían cambiarse en un acuerdo con el nuevo régimen, no era cosa de dejar los proyectos a medio terminar. Newell Willian era de verdad un hombre para el puesto. Había nacido en Colombia, había vivido en Paraguay, hablaba el español con acento costarricense y tenía verdadero interés en ayudar a la República Dominicana.” Y agrega más adelante, esta confesión:

“Martin y Willians, en verdad, no parecían dos agentes del Gobierno norteamericano sino dos dominicanos tan dispuestos como el mejor de los dominicanos a hacer lo imposible por nosotros. Newell Willians elaboraba ideas sin cesar, y se me presentaba en cualquier parte, en mi casa o en el Palacio Nacional, de día o de noche, con las proposiciones más inesperadas. Todas eran para beneficiar a la pequeña, a la débil República Dominicana; y si yo aceptaba su plan, corría donde el Embajador Martin para ponerlo en ejecución cuanto antes.”

“John Bartlow Martin y Newell Willians respetaron en todo momento esa actitud mía. Nunca trataron de darme la impresión de que estaban haciendo caridad con los dominicanos; en ningún momento me hicieron sentir que ellos representaban al Gobierno más poderoso del mundo. Ambos tenían un tacto ejemplar y la difícil humildad de los que saben que son fuertes.”

Ante de finalizar esta nota no podía faltar lo que fue una preocupación, una predica, una lucha y una postura inalterable en el accionar político y en el pensamiento de Juan Bosch como Presidente del país, como político y como ciudadano ejemplar, nos referimos al flagelo de la corrupción. ¿Qué escribió en Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana?, entre otros aspectos dijo:

“La corrupción tiene mil formas en nuestros países, y resulta que la corrupción corrompe, pues el ejemplo de actos ilícitos que no son penados y la exhibición de las ventajas que se compran con el producto del robo, van extendiendo la corrupción en diversos niveles…”

“Yo no usé auto del Estado ni placa oficial mientras fui Presidente, porque debía dar ejemplo de sencillez y austeridad, y en el Palacio Nacional sólo se brindaba café y agua de coco. La republica Dominicana era un país pobre y debía sobrellevar su pobreza con dignidad, sin avergonzarse de ella y sin aumentarla por exhibir lujos que no podía darse. Cuando mi mujer hizo un viaje a los Estados Unidos para atender a nuestro hijo, que había sido sometido a una operación, ordené en el aeropuerto que los inspectores de aduanas revisaran su equipaje y que se le aplicaran los impuestos de importación a todo lo nuevo que llevara; y así como actuaba yo, actuaban todos los Ministros y todos los altos funcionarios.”

Al final, todas estas citas, el lector debe leerlas e interpretarlas tomando siempre en cuenta el contexto histórico en que Bosch la escribió; sin olvidar, lógicamente, que las mayorías de ellas (referidas a hechos históricos, deformaciones, vicios, experiencias personales y comportamiento político e ideológico de la clase media) que él analizó, denunció y puso en perspectiva aún gravitan en la realidad social dominicana y que Juan Bosch no pertenece a nadie en particular, sino a todos, es decir a la humanidad. Y contrario a ese sentido, cuando se quiere parcelar lo que fue su prédica y su accionar ético-político-intelectual como hacen muchos hoy (concretamente, los que fueron sus más enconados calumniadores y detractores políticos), se le reduce y se le confina a un ínfimo elemento de un país, de un partido o de una logia (la de los intelectuales). Y eso es injusto, porque si hay una categoría que define a Juan Bosch es la de paradigma de ética, de honestidad política e intelectual y de magistral maestro de la política y de la literatura universal.

http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/36950/2009-06-30.html

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