domingo, 16 de agosto de 2009

En el Aniversario CXLVI de la Restauración de la República

Rememorar la historia es además de una forma de honrar a nuestros antepasados, aquellos que con su desprendimiento material y espíritu de sacrificio nos han permitido llegar hasta aquí

Clave Digital

domingo, 16 de agosto de 2009, 01:00 a.m.

Hoy domingo, con el izamiento de la bandera nacional, comienzan las celebraciones oficiales de conmemoración del aniversario 146 de la Restauración de la República, el capítulo histórico con el que culminó el largo y accidentado proceso de consolidación de nuestra República Dominicana.

En nuestra historia se conoce con el nombre de Guerra de la Restauración, o La Restauración, el período bélico comprendido entre el 16 de agosto de 1863 hasta la partida definitiva de las tropas españolas el 11 de julio de 1865.

La Guerra de la Restauración comenzó siendo una rebelión de campesinos para ampliarse en una guerra popular que puso en movimiento todas las potencialidades de la Nación para lograr su independencia y la restauración de la soberanía.

Hoy honramos a los hombres y mujeres de la epopeya que se inició con el Grito de Capotillo, la acción armada promovida por catorce revolucionarios, que el 15 de agosto de 1863 se reunieron en territorio haitiano, los coroneles Santiago Rodriguez, José Cabrera y Benito Monción, el capitán Eugenio Belliard, Segundo Rivas, Alejandro Bueno, Palilo Reyes, el abanderado Juan de Mata Monción, el español Angulo, el corneta, el artillero San Mézquita, Tomás Aquino Rodríguez, Sotero Blan, y Juan de La Cruz Álvarez.

A ellos se unieron Juan A. Polanco y Pedro A. Pimentel, quienes esperaban en suelo dominicano. Al día siguiente, 16 de agosto, todos los que estaban en Haití cruzaron la frontera y tomaron posesión del cerro Capotillo español, donde se enarboló la bandera dominicana, a las notas de una diana y redobles de tambores.

Con la proclamación de la restauración de la República se hizo el llamamiento a las armas que tuvo eco entre los campesinos de la región los cuales de nuevo cambiaron sus hogares y familias por el deber de reconquistar el suelo nativo. No se puede olvidar el liderazgo de los próceres Gregorio Luperón y Gaspar Polanco, sin cuyo arrojo la causa patria no habría tenido la misma suerte.

Hoy, 146 años después, la República Dominicana se ve envuelta en otros conflictos, resultado de su propio crecimiento como nación. Hoy buscamos, en medio de contradicciones, lucha de intereses clasistas y sectoriales el camino verdadero del desarrollo y el progreso como nación.

Rememorar la historia es además de una forma de honrar a nuestros antepasados, aquellos que con su desprendimiento material y espíritu de sacrificio nos han permitido llegar hasta aquí como país dueño de su propio destino, una manera de recapacitar y retomar la vía correcta, la trazada por nuestros próceres.

En honor a los hombres y mujeres de la epopeya restauradora del 16 de Agosto de 1863, hagamos todos, cada uno desde su modesto espacio como ciudadano, un voto de compromiso, honestidad y trabajo por la nación dominicana.

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