sábado, 15 de octubre de 2011

WINTON Y A VINCHO


Por Juan Bonilla
 
La participación de vendedores y distribuidores de drogas en la actual campaña electoral es cada vez más notoria, agresiva y desafiante en Santiago, pero extrañamente la respuesta es la indiferencia y el silencio.

El micro-tráfico penetra, interviene y hasta financia actividades electorales, lo que es de dominio casi generalizado y motivo de asombro y alarma en urbanizaciones, barrios y comunidades de la provincia.

En reuniones privadas de académicos y empresarios, he escuchado los lamentos, las preocupaciones y las advertencias sobre el grave peligro que significa para el país el avance y el poder que exhibe el narcotráfico en esta campaña electoral.

Cada domingo me siento a ver el programa La Respuesta del doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho), única persona a quien observo realmente preocupada y decidida a asumir los riesgos que sean necesarios para frenar este delicado problema.

En estos días en que veía a Vincho y recibía nuevas y escalofriantes informaciones sobre la activa participación del narcotráfico en la campaña electoral en Santiago, reflexioné sobre el inexplicable silencio que exhibe el senador Winton Guerrero en la actual coyuntura política.

Guerrero, al igual que Vincho Castillo, es una de las voces más calificadas, con credibilidad y responsabilidad para encabezar una agresiva cruzada de denuncias sobre la intervención de personas ligadas al micro-tráfico de drogas en este proceso electoral.

Los detalles que manejo sobre la penetración del narcotráfico en la campaña electoral coinciden en que la inmensa mayoría de los que se dedican a ese negocio ilícito y criminal tiene un candidato presidencial favorito, lo que es aún más grave.

La opinión pública, la sociedad civil y las personalidades sensatas de Santiago y el país no deberían continuar siendo indiferentes frente a un problema que es de dominio público en este momento en los diferentes sectores de la ciudad.

Tienen apodos, sus brindis, comilonas y bebederas concitan un gran apoyo en las calles de los barrios y su meta inmediata es seguir ganando terreno y lograr garantía de que sus negocios sean intocables y protegidos.

Y si la sociedad no se une y los detiene, entonces ellos se apoderarán del país. Lo que estamos viendo en Santiago en este momento debe causarnos miedo. 


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