martes, 24 de abril de 2012

Debacle del PPH en la recta final

Vinicio A. Castillo Semán
viniciocastilloseman@gmail.com
Los últimos diez días de la presente campaña electoral han sido demoledores para la candidatura de Hipólito Mejía y su tristemente célebre PPH.  La denuncia formal de los gobiernos de Haití y República Dominicana de una conspiración para derrocar al Presidente de Haití, Michell Martelli, y la divulgación de una cinta magnetofónica autorizada formalmente por un juez de instrucción en la que el Coronel (r) Pepe Goico, por instrucciones de Mejía, conversa con un empresario haitiano para implementar acciones concretas en procura de la caída del régimen legítimamente constituido, impactó a la opinión pública poniendo de relieve y en primer plano a una de las figuras más repudiadas y sombrías del país, a quien los asesores de Hipólito se habían esmerado en mantenerlo fuera de la vista de la opinión pública.

No bien el pepehachismo había salido del demoledor impacto de la trama para tumbar a Martelli, cuando otra de sus figuras más señeras, el doctor Guido Gómez Mazara, ex-Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo en el gobierno de Mejía, fuera acusado por un grupo de siete diputados del PRD de tramar con otro dirigente pepehachista, Leo Adames, la muerte del Presidente del PRD, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, lo que ha puesto en evidencia:  a) la mentalidad truculenta y violenta del entorno de Hipólito Mejía, aún en contra de sus propios compañeros;  b) la grave división con el sector Miguel Vargas Maldonado y el odio visceral que le tienen a éste; c)  el plan de desplazarlo de la presidencia del PRD, en caso de llegar al poder, y desmiguelizar al partido blanco pasándole el rodillo a los dirigentes locales y provinciales que durante los últimos ocho años han crecido a la sombra del liderazgo del ingeniero Vargas Maldonado.

La denuncia de la trama para matar a Miguel Vargas ha agudizado, sin lugar a dudas, la crisis en el PRD a 30 días de las elecciones.  Como muestra de ello solo habría que apuntar la grave confrontación ocurrida el pasado jueves cuando 19 vicepresidentes de la JRD daban una rueda de prensa en el Hotel Santo Domingo en apoyo a Miguel Vargas Maldonado y fueron interrumpidos violentamente por una turba de enardecidos seguidores del pepehachismo.

Resulta un razonamiento absurdo creer que faltando tan pocos días para las elecciones presidenciales del próximo 20 de mayo un partido profundamente dividido, lleno de odios y resentimientos, pueda ganarle los comicios a un Danilo Medina y a una Margarita Cedeño de Fernández, con un PLD monolíticamente unido, encabezado por Leonel Fernández; con un Partido Reformista tirado a las calles en todo el país y con el Bloque Progresista constituido por 12 partidos aliados, trabajando todos como un solo hombre en procura de la victoria el próximo 20 de mayo.

Como si todo esto fuera poco, la debacle pepehachista prosiguió con el anuncio el pasado viernes de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), de que Hipólito Mejía se había huido del debate con Danilo Medina, frustrando el deseo mayoritario de todos los ciudadanos conscientes de este país que querían ver las capacidades, actitudes y propuestas positivas de los dos hombres que se disputarán la presidencia en 27 días.

Estimo que el solo hecho de rehuir el debate propuesto por los Jóvenes Empresarios le costará a Hipólito Mejía no menos de un 5% del porcentaje que le han dado las últimas encuestas que lo sitúan entre un 43 y un 45%.  Estimo que la llamada masa silente o voto indeciso, que es el más consciente, ha visto en la huida de Hipólito al debate una prueba palpable de que simplemente no está en capacidad mínima de dirigir este país, en medio de una de las crisis mundiales más grandes que recuerde la humanidad.

He conversado en las últimas horas con muchos empresarios, profesionales de clase media y jóvenes de diferentes universidades, a los cuales la declinación del debate por parte del candidato pepehachista los ha inclinado de forma definitiva a considerar a Danilo Medina como la persona con la honestidad personal y capacidad necesarias para tomar el mando del Estado Dominicano a partir del próximo 16 de agosto.

Concomitante con estos graves errores de los últimos diez días del pepehachismo y sus personeros más señeros, es evidente la orfandad de fortaleza de aliados efectivos de esa alicaída candidatura. Es un secreto a voces en los corrillos políticos los problemas con Hatuey Decamps, que prácticamente ha desaparecido del escenario, a pesar de haber sido designado jefe de campaña al momento de suscribir el pacto con Hipólito Mejía.  Asímismo, ha trascendido que Amable Aristy Castro no ha podido articular ninguna fuerza significativa alrededor de la candidatura pepehachista, dando la justificación y queja en privado de que no se le cumplió con los recursos que le habían prometido.

La realidad objetiva es que hemos entrado a la recta final de esta campaña con Hipólito Mejía en picada, enmarañado en errores personales y de sus más cercanos colaboradores, con un partido dividido y completamente a la defensiva, lo que hace presagiar la debacle total de esa candidatura el próximo 20 de mayo.

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