El asesor del gobierno en asuntos de drogas admitió que el caso de Paya ha tenido, en medio de la tragedia enorme que significan los asesinatos de siete personas y la identidad de quienes lo cometieron, algunas consecuencias positivas, como haber despertado una alerta pública y nacional muy importante.
“Hay muchos sectores de la población que han reaccionado y han estado más atentos al problema. Yo pienso que los propios norteamericanos están en un examen, en una reflexión sobre el problema.
Pienso que ellos tienen hoy una visión más exacta de la magnitud del problema que nosotros estamos confrontando. Eso es bueno, auspicioso”, dijo Marino Vinicio Castillo (Vincho) en el desayuno de LISTÍN DIARIO.
Castillo considera que en el tema del narcotráfico la voluntad política superior es decisiva, pues cuando el presidente de la República y los cuadros ministeriales de gran poder no tienen noción ni les interesa sino que, al contrario, mantienen relaciones agradables con la gente de la Dirección Nacional de Drogas (DGD), hacen cundir una depresión en la desmoralización.
El cuadro militar que ve que el ministro y los importantes fenómenos de la política andan con ellos para arriba y para abajo se preguntan por qué ellos no pueden hacerlo también, expresa el jurista, que digirió la DGD en el período 1996-2000.
Es cierto, asegura Vincho, que el apoyo logístico norteamericano en la lucha antidroga, que es imprescindible en la región, ha caído, pero también reconoce que el Estado dominicano no reclamó esa cooperación.
“Yo digo muchas veces que yo me las canto y me las lloro, porque yo no debo reconoc e r l e a ellos c i e r t a justificación en el sentido de que muchos de ellos me han dicho a mí, que el problema es que esto se descompuso de tal modo que nosotros no sabemos con quién hablar”.
Entonces, dice: “Si la descomposición institucional es grave, el poder extranjero que tiene la tecnología, la inteligencia y los medios para ayudar se llena de grima y dice pero ven acá, quiénes van a ser los interlocutores ¿nosotros mismos? ¿Qué sabemos nosotros si la información que damos va a ser vendida o pasada al enemigo? Eso nos lleva a una especie de inhibición y de perplejidad, qué hago, con quién hablo”.
El asunto es tan grave que las avionetas disparan la mercancía a la vista de todos, sin importar quién los mire. “Eso tiene que ser reglado, tiene que ser sometido a un control peligroso, de resistencia”.
Apoyo de EEUU Aprobado el préstamo para la adquisición de aviones Supertucanos, y en espera de la aprobación de la Ley de Interceptación Aérea y Marítima, Castillo confía en que Estados Unidos ayude ahora a las autoridades antidrogas del país a conseguir los radares.
Por el momento se necesitan cuatro, uno fundamental en el sur, que cubra desde la frontera de Haití hasta las inmediaciones de Baní, porque es la zona más vulnerable, más cercana y deshabitada.
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