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Los políticos haitianos se creen responsables del desarrollo de RD
Faltan 23 años para conmemorarse los 200 años de la invasión haitiana a la parte oriental de la isla, la cual ocuparon por 22 años después que la prédica de Duarte impactó en muchos valerosos dominicanos y decidieron separarse del vecino occidental, que en aquel momento avasallaba en número y poder a la frágil nación que nacía en 1844.
La ocupación de 22 años dejó traumas indelebles en los genes de las futuras generaciones dominicanas, que inclusive lo ocurrido en Moca en 1805 se agregaba a la serie de vejámenes que las fuerzas de ocupación haitiana infligieron a un pobre conglomerado humano diezmado por el éxodo de decenas de sus tradicionales familiares que buscaron protección y nuevos medios de vida en las islas caribeñas vecinas. La transformación social y de conductas que trataron de imponer a una población de creencias hispanas, le fue muy cuesta arriba a los invasores durante su período de ocupación para amordazar y domesticar a la población que protegía sus valores más sólidos, que se vieron estimulados y despertados por la prédica que el joven Juan Pablo Duarte inició en 1835 a raíz de su regreso de Europa creyendo en la posibilidad de una nación independiente.
Esa zurrapa de una ocupación indigna se vio estimulada por las campañas bélicas que los haitianos intentaron para volver a recuperar la parte oriental, hasta que la Anexión a España transformó el cuadro e iniciarse un proceso de conformidad pero no de asimilación que daba lugar a diversos enfrentamientos y más cuando al territorio dominicano le cercenaron más de 3 mil kilómetros cuadrados que fueron reconocidos como parte de Haití después del último tratado sobre límites fronterizos de 1929.
Los acontecimientos de 1937, si bien tenían un profundo matiz político y estratégico de la dictadura de entonces, fue la señal inequívoca de que quedaba esa zurrapa en el inconsciente del dominicano, que por cualquier excusa estallaba y daba lugar a situaciones delicadas entre dos países, en que Haití se ha valido de su debilidad y pobreza para presentarse ante el mundo agredido constantemente por una nación más poderosa, imperialista y racista, cosa que a cada momento destacan para pretender chantajear a los gobiernos dominicanos para que acepten como legales a sus miles de indocumentados que cotidianamente cruzan la supuesta frontera para no morirse de hambre en la parte occidental devastada por la agresividad e ignorancia de un conglomerado humano sin dirección ni norte.
Los políticos haitianos pregonan que ellos son los responsables del desarrollo dominicano, porque sus nacionales aportan una buena parte de la mano de obra para la agricultura, las construcciones y el turismo, pero ocultan adrede que gracias a esos es que sobreviven con un apreciable envío semanal de remesas y de alimentos a sus millones de habitantes, en una aldea que ya ni siquiera es un país y no tiene esperanzas de ser rescatada. Pretenden intimidar a Dominicana en base a presentarnos como racistas, cuando ellos, consciente o inconscientemente, provocan los estallidos de violencia como los registrados recientemente en Neyba y Guayubín.
http://67.199.16.148/opiniones/2008/11/7/254527/La-zurrapa-de-una-ocupacion
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