Radares de Estados Unidos han podido detectar este año más de 250 vuelos ilegales sobre el espacio aéreo dominicano, la mayoría de los cuales bombardean drogas sobre el territorio nacional.
Las propias autoridades estadounidenses calculan que al final de año se producirán unas 300 incursiones ilegales, por lo que se vaticina que las lluvias de cocaína continuarán sobre toda la geografía nacional.
Lo extraño del caso es que Washington admite que aquí no hay capacidad para obligar a esos aviones cargados de drogas a aterrizar, pero Estados Unidos se opone a que las autoridades dominicanas defiendan el espacio aéreo nacional. El Gobierno debería distribuir paraguas.
Editorial El Nacional
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