viernes, 20 de noviembre de 2009

Cosas que deben leer los señores Hilary y Carter

Hoy/ Wilson Morfe

Haitianidad y “dominicanía” no serán afloración de un mismo tallo

Escrito por: JOSÉ ANTONIO NÚÑEZ FERNÁNDEZ
Carleton Beals escribió “América Ante América”, libro donde aparece el capítulo “El Marfil Negro”, en que de manera clara se pueden aprender muchas cosas interesantes, pues el autor presenta la importancia del negro en los procesos sociales de este continente. Mucha razón tiene Carleton Beals cuando dice que los negros como raza pura o mezclada con otras razas, representan una fuerza cultural y una fuerza económica que los escritores de América deben dar a conocer.

El marfil negro, el ébano vivo arrancado a las selvas africanas, comenzó a llegar a América a partir del 1500 como una mercancía y sobre todo como carne de vulgar esclavitud, durante siglos de látigo y opresión, esta señalada por las revueltas bravas de los negros que soñaban con su libertad. Los negros desempeñaron papeles estelares, en muchos de los movimientos por la independencia de América. Negros de la República Dominicana a lo largo de la historia, pelearon por la libertad de esta tierra. En Cuba en dos guerras contra el imperio español, la lucha fue causa suprema para los mambises blancos, los mambises mulatos y los mambises negros. ¡Y qué grandes guerreros fueron los mambises negros! Para honrar a los mambises negros, bastan estos nombres: Antonio y José Maceo, Quintín Bandera, Guillermón Moncada, Juan Almeida y Efigenio Almejeira. En Venezuela entre los llaneros de Bolívar y del catire Páez, se encontraban los heroicos llaneros negros del Apura y del Orinoco.

Y echemos una mirada a las tierras hoy calcinadas e improductivas de Haití. Haití fue la colonia más rica de Francia. Los haitianos todos ocupan un territorio hurtado a la isla Hispaniola, que entera era de España. Los filibusteros y los bucaneros (La Hermandad de la Costa) de la isla Tortuga, con maña y osadía le arrebataron a España el pedazo de isla, donde se asienta Haití.

Los negros de Haití pelearon con coraje, es muy cierto. Esa es “La Pour Verité”. Quiera Dios que la galana señora Hilary y el atildado señor Carter, puedan leer lo siguiente: La noche del 14 de agosto de 1791, en el Bosque Caimán, entre ritos y monsergas del “Voudou”, entre los repiqueteos y con el brindis de la sangre tibia de un cabrito negro, oficiando como sacerdote de la libertad el negro Bouckman con la culebra “Dambalá” enredada en el pescuezo. Todo esto para que acabaran para los negros las horcas, los látigos y la infame explotación.

Bouckman dijo: “El buen Dios, que creó el sol que nos alumbra, que agita el mar, que hace rugir las tormentas, está escondido entre las nubes. Desde donde nos mira y ve lo que hacen los blancos. El Dios de los blancos comanda el crimen; en cambio el nuestro realiza cosas buenas. Pero este Dios que es tan bueno, el nuestro, nos ordena la venganza. Él conducirá nuestros brazos y nos dará asistencia.

 Romped la imagen del Dios de los blancos, que tiene sed de nuestras lágrimas, etc., etc”. A partir de ahí se inició la revuelta de los negros para la ruptura de las cadenas. Fue una guerra triple: de negros contra blancos, de esclavos contra amos, de la colonia contra la metrópoli. La independencia la alcanzaron en el 1804.

En el 1822 nos ocuparon a nosotros y los echamos de aquí en el 1844. Ahora dicen algunos que tres naciones prepotentes quieren fusionarnos con nuestros vecinos. Pero felizmente haitianidad y “dominicanía” no serán jamás afloración de un mismo tallo. ¡No señores “hombe” qué va! Y ya san se acabó.

http://67.199.16.148/opiniones/2009/11/19/302689/Cosas-que-deben-leer-los-senores-Hilary-y-Carter

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