9 Noviembre 2009, 11:05 AM
CRÓNICA DEL PRESENTE
Esta es la quinta y última “Crónica del Presente” dedicada a Haití, tema en relación con el cual el autor ha escrito más de cuarenta trabajos, a los cuales se suma el libro “Haití y la Republica Dominicana: Un Origen y Dos Destinos”, cuya primera edición está totalmente agotada y que deberá ser editada de nuevo para el inicio del año próximo. Las razones que nos impulsaron a escribir sobre este tema fueron la visita del ex presidente Carter a nuestro país y sus declaraciones y la designación del ex presidente Clinton, por el gobierno estadounidense, para hacer las funciones, si no es incorrecto decirlo, de supervisor o presidente no oficial del hermano pueblo haitiano, convertido en un dolor de cabeza y en angustia permanente para la llamada “Comunidad Internacional”, que es el disfraz detrás del cual se esconden los gobiernos de los Estados Unidos, Canadá y Francia.

Ahora, después de analizar y comentar las declaraciones del politólogo francés Aymeric Chauprade y el diagnóstico de Juan Emilio Cheyre, chileno, hemos recibido la visita del Secretario General de la tristemente célebre OEA, que ha servido como instrumento para todo en el escenario político de esta America nuestra.

El distinguido político chileno invitado para participar en la Segunda Reunión de Ministros de Seguridad de Las Américas, que en realidad de la vida no sabemos en cuántas Américas nos quieren dividir, o multiplicar, refiriéndose a Haití y la Republica Dominicana, el influyente Secretario General, entre otras cosas dijo que: “El problema de las migraciones haitianas es una pesada carga para la República Dominicana y en consecuencia, se requiere el apoyo de la comunidad internacional”.

Y más adelante señaló que: “si bien el nivel de desarrollo de Republica Dominicana es muy superior al de Haití, sigue siendo un país del mundo en desarrollo, con sus necesidades en educación, salud, entre otros”. Y agregó que la Comunidad Internacional debe ayudar a nuestro país a sostener al pueblo haitiano, aunque esa ayuda que se ha prestado hasta ahora ha funcionado muy poco. Hasta ahí el señor Insulza habló con propiedad, objetivamente, en ese aspecto de “el problema haitiano” como calificamos la tragedia del pueblo con el cual compartimos la isla de Santo Domingo. La declaración del Secretario de la OEA es más sincera que las declaraciones del señor Carter y las que han dado otros funcionarios importantes de los Estados Unidos. El autor de esta columna quiere reiterar, ratificar y sostener que el “problema haitiano”, a corto, mediano y largo plazos, no tiene solución en la forma y por la vía que ha planteado la llamada Comunidad Internacional.

Lo de Haití es tan grave, doloroso y preocupante como la situación actual de la mayoría de los pueblos de África que no han podido encontrar solución a los ancestrales problemas que los aquejan. Ojala que los funcionarios responsables de este gobierno, de manejar nuestras relaciones con Haití y con la llamada Comunidad Internacional, que ahora sirve de padre o madre adoptiva del pueblo haitiano, comprendan esa gravedad y asuman las responsabilidades frontales que deben asumir para que la Republica de febrero de 1844, como dijimos en nuestra crónica anterior, restaurada en agosto de 1863 y  defendida a sangre y fuego por mujeres y hombres de diferentes generaciones, no desaparezca, porque ese hecho sería un acto de traición imperdonable a través del tiempo y la distancia.

http://www.elnacional.com.do/opiniones/2009/11/9/31207/CRONICA-DEL-PRESENTE