Desde
el inicio de los tiempos, los jóvenes han marcado las huellas de la
historia. Siempre guiados por los sabios quienes por su longevidad eran
considerados tales. Pero la fuerza de los sucesos más importantes del
mundo y de los eventos que mayores efectos han generado, han provenido
de la juventud.Son los jóvenes los verdaderos impulsores de los cambios sociales, ya que en nosotros, reposa el motor de la vida.
Somos los jóvenes con nuestra personalidad curiosa y rebelde quienes debemos llevar a cabo las luchas y misiones que conlleven las transformaciones sociales que deseamos.Un ilustre y coherente político e intelectual, el cual admiro y respeto considerablemente, me reiteraba el otro día, “si los jóvenes quieren entrar tienen que fajarse a empujar”, nada mas cierto que esto, poco a poco hemos empezado a empujar.
Los políticos tradicionales no van a efectuar los cambios y exigencias de manera voluntaria. Somos nosotros quienes tenemos que trabajar incansablemente para lograr que nuestros reclamos sean atendidos. Trabajar por nuestra comunidad, integrarnos entre nosotros consensuando ideas y posiciones, cosa que los políticos tradicionales no hacen, ellos más bien negocian que no es lo mismo ni es igual.
Es por esto que somos nosotros el tesoro de nuestra sociedad. De nosotros depende toda la gente de este país que no tiene forma de ser escuchada. De nosotros dimana la esperanza de este pueblo que se encuentra demacrado y asfixiado por la corrupción. Jóvenes, debemos abrirnos el paso a toda fuerza para reivindicar los derechos que nos corresponden. Lograr incidir en las decisiones de nuestro país, y lo más importante, lograr ayudar a todas esas personas de las cuales somos responsables por nuestra educación.
Muchas personas me critican cuando hago público este razonamiento pero así lo considero, me siento en deuda con cada dominicano que no ha podido acceder a la educación que he recibido. Este sentir, inculcado por mi padre desde mis primeros años, es lo que me hace asumir bajo cualquier circunstancia el compromiso de proteger y ayudar a mis compatriotas, cosa que debería ser filosofía de vida para todos los jóvenes latinoamericanos, que actualmente se encuentran en todo menos en política, pero que han entendido que la participación es fundamental ya que la indiferencia es un desapoderamiento.
No hay remuneración económica o material en este mundo que se asemeje en lo más mínimo al sentimiento de satisfacción y gratitud personal que se experimenta cuando uno trata de servir y defender a su tierra y al pueblo. El prestigio que se alcanza es superior a cualquier fortuna y no deja la boca amarga porque se alcanza ayudando no con populismo. Tenemos algo muy importante que nos distingue de nuestros mayores, y es que todavía conservamos esa ingenuidad que solo se pierde con los años. Todavía creemos en las causas y el creer es esperanza. Solo con esa esperanza se logran cambios.
Nuestro país necesita de una renovación política en todos los aspectos. El sistema de partidos esta colapsando y debe evolucionar de una mecánica electoral populista que actualmente opera de manera inescrupulosa a un sistema de elecciones abierto que integre a todos los sectores. Reconocer el trabajo de los jóvenes e incentivarlos a participar, aprovechar ese espíritu y esa voluntad insistente que caracterizan a la juventud. Pero para lograr estos cambios sociales, lo mas importante a recordar es que “si queremos entrar, tenemos que fajarnos a empujar”.
Por: Pedro Manuel Casals Hijo