Escrito por: Rafael Cipriàn (rafaelciprian@hotmail.com)
El reciente Decreto del presidente Leonel Fernández, por medio del cual puso en vigencia el Reglamento de la Ley de Migración Dominicana ha satisfecho a nuestra sociedad y a un amplio abanico de la comunidad internacional. Nuestra normativa migratoria tenía esperando siete años ese reglamento que permite ahora su aplicación. Esa es una noticia de gran trascendencia jurídica, social, económica y política. Pero debemos tener mucho cuidado con las exageraciones nacionalistas.
Nuestro ordenamiento jurídico se fortaleció en una materia tan importante y controversial como es el control de la entrada, salida y permanencia de las personas en el territorio nacional. Desde ahora tenemos completo, con la legislación adjetiva, el marco constitucional para ejercer una más efectiva soberanía territorial. Los artículos 3, 10, 18, 21 y 25 de la Constitución son esenciales.
La sociedad sale ganando con la implementación de los controles migratorios. Y como el problema mayor en este sentido es la haitiana, por ser la más numerosa y pobre, y por razones históricas, las autoridades no tendrán pretexto para obviar sus obligaciones o violentar los derechos humanos con sus acciones. Eso esperamos.
También los sectores económicos sentirán el impacto de la aplicación de la legislación. Es un secreto a voces que muchas plazas de trabajo, especialmente en la construcción y la agropecuaria, son ocupadas por los nacionales de la patria de Toussaint Louverture. Realizan el trabajo en condiciones mínimas de seguridad y de remuneración. Son los preferidos por los productores sin conciencia social ni nacional. Se aprovechan inhumanamente de esos infelices y las miserias que arrastran.
Y en lo político, es fundamental preservar la identidad nacional, sin frenéticos aspavientos, de las influencias foráneas. Ningún Estado puede darse el lujo de no reglamentar a los extranjeros en sus dominios. Las autoridades, especialmente de migración, tienen la obligación de llevar un registro confiable y actualizado del flujo de personas en todo lo ancho y largo de la República.
En nuestro territorio solo deben permanecer los individuos que sean beneficiosos a la nación dominicana. Los que representan peligro deben ser extrañados, sin violar ninguno de los derechos que les corresponden. Hay que respetar su dignidad y decoro. Es una exigencia que debemos tener clara y presente, sin que un organismo internacional tenga que recordárnoslo.
Vivimos tiempos de globalización, de liberalización de mercados y de una inmensa hipocresía de las naciones poderosas frente a las migraciones. Cierran sus puertas, pero imponen a las naciones débiles que acepten lo que ellos no permiten.
Seamos consecuentes con nuestras normas migratorias y con los derechos humanos. Fraternidad para todo el mundo y seguridad para los nacionales y extranjeros en nuestro territorio.
http://elnacional.com.do/opiniones/2011/10/29/99943/QUINTAESENCIA
Santo Domingo (R.D).- El Director General de Migración, José Ricardo Taveras Blanco, calificó de uso abusivo de las vías de derecho y del sistema interamericano de justicia, las acciones que de manera recurrente realizan las organizaciones no gubernamentales que impulsan las imputaciones de “genocidio civil” contra el pueblo y el estado dominicano.
La afirmación fue hecha en la audiencia temática seguida contra la República Dominicana, bajo la imputación de “ausencia de respuesta judicial efectiva en casos de desnacionalización” o “genocidio civil”; en el marco del período ordinario de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Taveras Blanco recalcó que independientemente de que el derecho internacional reconoce como una cuestión de dominio reservado de los estados la cuestión de la nacionalidad y de registro civil, las motivaciones que sustentan la acusación contra el país se fundamentan en la manipulación. Expresó que hasta la fecha, los acusadores imputan en más de cuatrocientos los casos de los supuestos desnacionalizados y sólo se han documentado 120.
Informó que de los 120 casos presentados 49 están definitivamente resueltos, porque la JCE revocó administrativamente la suspensión de emisión de actas al comprobar la regularidad de los mismos; 23 fueron transcritas al libro de extranjería por comprobarse que se trata de ciudadanos extranjeros y 8 se mantienen suspendidas por falsedades de datos pendientes de anulación judicial. Al referirse a estos datos cuestionó a la CIDH que como es posible que se hable de genocidio civil, cuando solo 8 actas de las documentadas se encuentran pendientes de anulación judicial.
Aclaró del mismo modo que la Resolución 12-07, emitida por la Junta Central Electoral no dispone en absoluto la desnacionalización de nadie, sino que suspende de manera provisional, individual y no masiva los casos en que se detectan falsedades o irregularidades que anulen el registro y las pone a disposición del sistema de justicia para que las dirima. Recalcó que las propias entidades peticionarias reconocen haber ganado todos los casos y que se encuentran actualmente pendientes de conocer el recurso de casación ante la Suprema Corte de Justicia.
Como prueba de la falta de seriedad de las acusaciones de las entidades impetrantes que acusan de desacato a la JCE, José Ricardo Taveras concluyó anotando a la CIDH, que no se ha impedido a ninguno de ellos ejercer sus derechos porque de lo contrario, siendo la señorita Ana María Belique una de las supuestas perjudicadas y exponente en la audiencia, ¿cómo se explica la presencia en Washington de una ciudadana indocumentada?, queriendo aludir que tiene pasaporte y por ende documentación.
Actualizado (Lunes, 24 de Octubre de 2011 20:50)