Por Pelegrín Castillo Semán
31 de Dic 2009 12:00 AM1. En cierta ocasión, una amiga, importante líder empresarial, me calificó como defensor de “causas imposibles”. Le respondí que prefería esa calificación a la de ser cómplice de los que están convirtiendo a la nación en un estado inviable.
2. ¿Es posible desmontar el sistema político clientelista populista? No solo es posible, sino necesario, y más que necesario, urgente. Si no se desmonta, terminará aniquilando el Estado y la nación dominicana: sus costos son tan elevados que no pueden ser pagados por economía y la sociedad.
3. El que quiera cuantificar los costos abiertos y ocultos del sistema político partidario y su profunda imbricación con el mundo de los negocios rentistas o mafiosos, solo debe sumar el servicio de la deuda pública –42% de los ingresos tributarios–, el elevado gasto tributario –110 mil millones de pesos al año– en subsidios y exenciones ineficientes o injustificadas, las sobre ganancias de los monopolios y oligopolios asociados o tolerados por los gobiernos, los crecientes costos de transacción del tráfico de ilícitos y el crimen organizado, la ineficacia y precariedad de los servicios públicos...
4. Cuestión clave: ¿cómo romper el círculo vicioso –Myrdal lo llamaba fenómeno de causación circular acumulativa– entre el modelo político clientelista populista y el modelo de negocios rentistas o mafiosos? Mucha gente va a la “política” a buscar lo que no le garantiza una economía que crece todos los años, pero con una dinámica extraña, precaria, desequilibrada, incluso, en muchos sentidos engañosos o canallas.
5. Pero esa “política” –que descansa en un sistema de reparto de gracias y favores, discrecional e inequitativo– garantiza las condiciones en que se mantiene y expande esa economía de lucro fácil y consumo conspicuo, a expensas de la institucionalidad del Estado, de la gestión de los intereses públicos y sociales, y de las posibilidades de consolidar una economía realmente sana, productiva y competitiva.
6. Unificar a los perjudicados, que cada día son más –la agobiada clase media, los sectores productivos que tienen que competir, las familias que sufren inseguridad, los excluidos del empleo, el crédito y la propiedad– constituye un primer paso. Pero lo fundamental siempre será impulsar un programa de cambios auténtico y profundo, donde la política deje de ser negocio y pase a ser servicio; donde la economía descanse en el trabajo, la producción y la innovación, y no la especulación de los “mangos bajitos”; y todo dentro del espíritu del proyecto nacional, que debe afirmarse con sentido patriótico, para superar las enormes pruebas que provienen de nuestro entorno exterior.
Pelegrín Castillo Semán es diputado FNP
pelegrincastillofnp@hotmail.com
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