lunes, 28 de diciembre de 2009

Temo: Haití colapsó como Estado

Vinicio A. Castillo Semán - 12/28/2009

El secretario de Economía, el distinguido amigo Juan Temístocles Montás, ha girado una visita al vecino Haití, en la que se reunió con el presidente René Préval, a fin de discutir una agenda de las relaciones con la República Dominicana. Aunque la intención de Temo y del gobierno dominicano sean las de mantener las más armoniosas relaciones con las autoridades haitianas, cosa que respaldamos, hay que tener mucho cuidado en querer obviar, al momento de hacerlo, una realidad que nadie puede discutir y es que el Estado haitiano, como tal, está en un profundo colapso.

Haití, hoy, es un país intervenido por fuerzas militares de ocupación extranjera, con un sistema político e institucional que da apariencia de normalidad democrática, pero que, en realidad, no existe. Un país donde nuestro Presidente Leonel Fernández salvó la vida milagrosamente de una turba furiosa, hace poco tiempo. Es un Estado incapaz de elegir por la vía democrática y del voto masivo de sus ciudadanos a sus dirigentes, sumido en una inestabilidad política permanente, sin Fuerzas Armadas, ni cuerpo de orden.

En Haití lo que hay es una espantosa tragedia alimentaria de millones de seres humanos, que están comiendo galletas de tierra, en un territorio degradado, carente de posibilidad de producción agrícola y de desarrollo humano, que solo puede encontrar un mejor destino en su país, si se produjera el milagro de una masiva inyección de capital proveniente de las grandes potencias para construir mínimamente una infraestructura que le permita subsistir.

Por eso hay que tener mucho cuidado con dar la impresión de normalidad que nuestro amigo Temo y el gobierno quieren dar acerca de las relaciones binacionales con Haití. Hay que tener ojo avizor, amigo Temo, porque lo que sí hay es un interés de las naciones poderosas, de ligar el destino de los dos Estados, el colapsado Haití, con el débil y tambaleante dominicano, cuyo territorio se ve en los grandes centros de poder como el destino natural de una masiva emigración de la población haitiana.

Los dominicanos tenemos que estar conscientes de la intención de Estados Unidos y Europa, de ligar los planes de ayuda y desarrollo destinados a República Dominicana con los de Haití, y de promover inversiones conjuntas en la frontera, con el objetivo de incentivar el proceso migratorio, en momentos en que República Dominicana mantiene una política de frontera abierta, resistiéndose a establecer una política clara que regule la inmigración haitiana y a ejercer el soberano derecho de repatriar a los ilegales de Haití que están en nuestro territorio.

Si queremos una relación armoniosa, de respeto y de desarrollo para ambas naciones, tenemos que poner bien en claro, amigo Temo, que el primer tema es detener y revertir la invasión pacífica haitiana que hoy se produce sobre nuestro territorio con la pasmosa indiferencia de nuestro gobierno.

El amigo Temo sabe, como gran economista que es, que tal y como lo dijo un reputado profesor francés que disertara en la Fundación Global, República Dominicana no tendrá la más mínima posibilidad de desarrollarse y mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos si no controla y regula la masiva migración haitiana.

Hablar de darle educación primaria, secundaria y universitaria a los haitianos, cuando los pocos recursos que hay en este país no alcanzan mínimamente para los dominicanos, es un gran abuso, adornado como un inaceptable gesto de solidaridad. Destinar más del 40% de las camas de nuestros hospitales a los haitianos ilegales, cuando no hay recursos para atender a nuestros ciudadanos, es una gran irresponsabilidad que sólo contribuye al efecto llamada que consciente o inconscientemente le estamos haciendo a los pobres y desdichados ciudadanos que viven en el lado Oeste, en una realidad que, humanamente, nos duele a todos, pero que la necesidad primaria de los nuestros impide que la asumamos como propia, desde el punto de vista de nuestra nación.

Lo importante es que, tanto el amigo Temo como la autoridades del gobierno dominicano, que inician en breve con bombos y platillos las conversaciones bilaterales con Haití, tengan muy en claro que están pactando con un Estado colapsado, incapaz de cumplir mínimamente con lo que pueda acordarse, cuya población tiene como horizonte de salvación la migración masiva a la parte Este de la isla Hispaniola, de donde fueron desalojados por la gesta libertadora de nuestros fundadores, aquel memorable e imperecedero 27 de febrero de 1844. Que no se nos olvide eso, amigo Temo, aunque por recordarlo nos puedan tildar con toda clase de epítetos peyorativos y podamos no serle gratos a los organismos internacionales.

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=126291

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