lunes, 9 de agosto de 2010

El deseo de Figueroa Agosto para el 16

Vinicio A. Castillo Semán

¿Cuál sería el mayor deseo del detenido capo boricua José Figueroa Agosto en estos momentos? La respuesta a esa simple pregunta puede encontrarse en identificar quiénes fueron los hombres de uniforme de este país que terminaron con su reinado, lo hicieron huir despavorido a Puerto Rico y finalmente, actuando con estrecha colaboración con las autoridades federales norteamericanas y de la isla del encanto, facilitaron su captura y el fin de su desafío a la autoridad.

Esos hombres tienen nombre y apellido y son Rafael Guillermo Guzmán Fermín, Jefe de la Policía Nacional, y Rolando Rosado Mateo, Director de la DNCD, quienes desde el momento mismo en que se iniciara la persecución en el país del prófugo boricua, en septiembre de 2009, fueron objeto de una despiadada campaña de descrédito público y de poderosas intrigas llevadas al conocimiento del Presidente de la República Leonel Fernández Reyna.

La primera arma de descrédito que se usó contra estos oficiales, fue que habían dejado ir a José David Figueroa Agosto, a cambio de un bulto repleto de dólares que éste supuestamente había entregado frente a La Esquina de Tejas, en el momento en que era perseguido. Esa versión fue profusamente circulada en organismos de inteligencia del Estado para que se produjera la destitución deshonrosa de ambos jefes policial y antinarcóticos y desacreditar al nacer la tenaz persecución que ambos emprenderían en los días posteriores contra Figueroa Agosto.

Inmediatamente después vinieron las otras intrigas, circuladas por los mismos canales y con ramificaciones conocidas de poder, de que las muertes violentas del Coronel González y González en la avenida Anacaona el 24 de diciembre de 2009, el de Antigua Polanco en Carrefour, el de Alex el Pelotero en la cárcel y del señor Soto Hayet, propietario de La Francesa, habían sido ordenadas desde la jefatura de la Policía Nacional por Guillermo Guzmán Fermín y su amigo de la DNCD, el General Rosado Mateo.

La percepción de que la persecución contra Figueroa Agosto y su fugada compañera Sobeida Feliz Morel, lucía empantanada, sin ningún éxito, al haber transcurrido meses sin que se diera con el paradero de éstos y el hecho de que estos dramáticos asesinatos lucían quedarían impunes, abonó la maledicencia pública contra Guzmán Fermín y Rosado Mateo y aumentó considerablemente el nivel de intriga, para que el Presidente Fernández fuera movido a error, creyera esas absurdas acusaciones y destituyera a los jefes de la PN y de la DNCD.

El grado de confrontación personal entre el capo boricua y Guillermo Guzmán Fermín y Rosado Mateo llegó a tal extremo, que éste se atrevió a ofertar públicamente una recompensa de 30 millones de pesos por la cabeza de ambos jefes policiales, en respuesta a la profusa campaña pública que difundió las fotos de los prófugos ofreciendo una recompensa de 5 millones de pesos a quien pudiera dar información que diera con el paradero de éstos.

El presidente Fernández sabiamente no se dejó confundir y a pesar de que se llegó a exasperar por la falta de resultado concreto durante un buen tiempo, tanto de la investigación del paradero de Figueroa Agosto, como la de los asesinatos, confió en Guillermo Guzmán Fermín y en Rosado Mateo, quienes desplegaban en esos meses una amplia y meticulosa labor de investigación, en cooperación estrecha, día a día, con el FBI, la DEA y la Policía de Puerto Rico.

Es en ese escenario en que se descubre con pruebas fehacientes que han pasado ya el filtro judicial, la red de sicarios de José David Figueroa Agosto y que según informaciones de inteligencia fidedignas, pretendía iniciar una escalada de tipo terrorista en contra de la integridad física del Procurador Fiscal del Distrito Nacional, Dr.

Alejandro Moscoso y de la familia de los generales Guzmán Fermín y Rosado Mateo, con lo que cayó estrepitosamente el rumor maligno de que la autoría de los graves asesinatos relacionados al caso, habían sido la obra de la autoridad policial y antinarcótica.

La caída de José Figueroa Agosto en Puerto Rico hizo rodar por el suelo igualmente la otra infamia de que, en realidad, Guzmán Fermín y Rosado Mateo lo habían dejado ir y no lo estaban buscando. Lo que probó este apresamiento es que la persecución en el país contra Figueroa Agosto fue tan efectiva y provocó tanto temor en el capo boricua, que prefirió volver a la isla del encanto, donde había sido condenado a 209 años y de donde había escapado de una cárcel de supuesta máxima seguridad.

Es la cooperación internacional entre Guillermo Guzmán Fermín, Rosado Mateo (con el vital apoyo del Presidente Fernández), con las autoridades federales americanas y la policía de Puerto Rico, la que da como fruto el encarcelamiento de José David Figueroa Agosto y la localización de su prófuga compañera Sobeida Feliz Morel, en un hecho reconocido en rueda de prensa por el Gobernador de Puerto Rico, en presencia del FBI, US Marshall y la DEA.

Obviamente, el que analiza con objetividad estos hechos de forma desapasionada, halla la respuesta de que el mayor deseo del capo boricua es oír la noticia el próximo 16 de agosto, de que los hombres claves para ponerle fin a su cartel demoníaco y su reinado social y de poder en la República Dominicana, han sido destituidos. Para Agosto, como popularmente se le conoce, sería la mejor noticia.

http://www2.listindiario.com/puntos-de-vista/2010/8/8/153986/El-deseo-de-Figueroa-Agosto-para-el-16

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