Pedro Manuel Casals hijo
En agosto del año 2010, mientras participaba en el Campus Internacional de Jóvenes Lideres de la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA), celebrado en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires (Argentina), donde pudimos compartir y comparar políticas publicas con más de 40 jóvenes líderes de toda Latinoamérica, presidentes y vicepresidentes de la juventud de sus respectivos partidos, recibimos cátedras de política y gestión páblica por figuras de importante trascendencia histórica en toda Latinoamérica.
Personajes como el ingeniero Felipe Solá, Eduardo Duhalde, ingeniero Mauricio Macri, Fernando Narváez, Mario Ferrari, doctora Mariella Franz, Ramon Freixa, Jorge Sandrock entre otros candidatos presidenciales, intendentes, diputados, jueces, gobernadores, asesores políticos, economistas y expertos en derecho internacional. Todos los jóvenes realizamos excelentes ejercicios de integración y contrastamos las realidades socio-económicas de nuestros países.
En relación a la lucha existente por la aplicación del 4% del PIB asignado a educación, recuerdo que en una de las sesiones, el excelente profesor Alejandro de Oto Gilotaux, egresado de Harvard y director regional del Departamento de Coordinación Educativa del gobierno de la cuidad de Buenos Aires, nos trazaba las pautas para lograr las bases de una política educativa exitosa. Todos quedamos impresionados con el método desarrollado por este brillante intelectual.
Él explicaba que, para lograr una política educativa eficiente debe cambiarse el sistema de medición y seguimiento a los estudiantes en orden de evaluar la calidad del aprendizaje. El Ministerio de Educación debe idear un plan “B”. Este plan se encargaría de regular y medir, de manera especial, las escuelas y/o departamentos que se encuentren por debajo del índice normal de las condiciones de educabilidad.
Estas condiciones son las que influyen directamente en el proceso de aprendizaje del estudiante. Esta medición cruzada, como le llamaba el profesor, consiste en simultáneamente con la evaluación del estudiante comparar en una evaluación general el sistema educativo, que es el conjunto de las condiciones de educabilidad (sociales, alimentarias, laborales de los docentes, jerarquización de la docencia, apoyo gremial, infraestructura, sociológicas dentro del aula, estructura del sistema y el tipo de escolaridad simple o doble).
Con esta medición cruzada se obtiene el nivel promedio de aprendizaje posible en cada sistema educativo. En vez de evaluar al estudiante por su aprendizaje, en un sistema de comparación, se debe medir en proporción a las condiciones de educabilidad del sistema educativo al que pertenece. De esta manera, se pueden detectar las fallas del estudiante y/o del sistema educativo y corregirlas coordinadamente, con seguimiento al estudiante y con inversión al sistema. Además, se logran establecer parámetros mínimos de las condiciones de educabilidad y se determinan los factores más influyentes en el aprendizaje de nuestros estudiantes. Es crucial desarrollar este excelente método, ya que es lo más eficiente y actual en pedagogía. En Finlandia, que es el país con el mejor índice de aprendizaje y los mejores sistemas educativos del mundo, empezaron a desarrollar este método en el 2005 y hoy en día no tienen una sola escuela por debajo del índice normal de condiciones de educabilidad.
Cada día se hace más urgente la innovación y la creatividad en la enseñanza de nuestros niños. Un sistema educativo no puede estancarse en lo tradicional y rutinario, siempre deben de buscarse nuevas vías y métodos de evaluación acorde a los tiempos.
Reducir la brecha tecnológica entre los jóvenes y asegurar conocimientos vitales mínimos. Son estos conocimientos que la sociedad requiere de cada ciudadano hoy en día (alfabetización, lenguajes, técnicos, informáticos, etc…).
“Educar no es llenar la olla, es prender el fuego”, solo a través de la educación se garantiza la verdadera libertad de cada individuo
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