Pedro Manuel Casals Hijo
Desde que asumió la riesgosa y ardua tarea de dirigir el equipo dominicano en el Clásico Mundial de Béisbol, Tony Peña demostró que tenía bien claro la magnitud del compromiso que estaba contrayendo. No era ganar un título, era reivindicar la estampa beisbolera de la República Dominicana.
Tony Peña se encargó de restaurar la confianza nacional en un equipo que, sin muchos nombres ni superestrellas, demostró magníficamente la certeza de las palabras de Michael Jordan cuando le dijo a Lebrón James: “Un jugador gana juegos pero un equipo gana campeonatos.” Esta vez teníamos un verdadero equipo. Se notaba en cada jugada el nivel de compenetración y fraternidad que compartían nuestros jugadores. Tony Peña fue la figura clave para que se lograra esa armonía.
Para tener una idea en términos económicos de la valía de la armonía en nuestro equipo, en comparación con los equipos del 2006 y del 2009, solo debemos comparar las nóminas para determinar que no teníamos grandes estrellas con sus grandes egos buscando méritos personales. Por el contrario, teníamos muchachos divirtiéndose jugando unidos como hermanos. La nómina del equipo conformado este año asciende, aproximadamente, a la suma de US$76 MM, en Grandes Ligas esa es la nómina de un “equipito” sin embargo en el 2006 y 2009 teníamos nóminas ascendentes hasta los US$156 MM y se pasó mucha vergüenza.
Esto reitera la importancia de la palabra equipo. No es un jugador que hace la diferencia. Es todos jugar como uno. Espíritu de cuerpo. Japón es el ejemplo perfecto de esto. De ahí la importancia del liderazgo y la disciplina que le impregnó Tony Peña a sus muchachos. Era grandioso observar cada jugada con un espectáculo de emociones que electrizaba a cualquiera. Se notaba como jugaban todos sus partidos como si fueran los últimos. Tanta determinación y deseos de ganar de nuestros talentos combinados con la capacidad e inteligencia de Tony Peña dieron el resultado que el mundo ya conocía pero que todos estábamos esperando. Redención Nacional.
Para condimentar el delicioso sabor del triunfo dominicano, no pudo faltar el invicto. No solo ganamos el Clásico Mundial, lo hicimos implantando récords. Primer y único equipo en ganar invicto este evento. Una hazaña que no creo se repita en nuestros tiempos, ni siquiera por nosotros mismos. Va a resultar muy difícil arrebatarle ese récord a Tony Peña, primer dirigente dominicano en ganar un clásico y hacerlo sin perder un solo juego. Verdaderamente impresionante.
Es por esta razón que hoy me sumo a los miles de dominicanos que rendimos honores a Tony Peña y al equipo dominicano por hacer – al igual que nuestro excelentísimo primer mandatario con la Barrick Gold – lo que nunca se ha hecho. Gracias Tony por brindarnos esta inmensa alegría y por el gran compromiso asumido, por lo que podemos afirmar contigo; ¡Misión Cumplida!
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