jueves, 12 de diciembre de 2013

¡La política del alcatraz...!

César Medina
lobarnechea1@Hotmail.com

Pocas leyes han sido tan apuradas y cabildeadas a la hora de echarse las palomas como la 285/04, promulgada por el expresidente Hipólito Mejía a sólo 14 horas de irse del poder.
Esa ley, que en el fondo da origen a la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional por cuanto define la nacionalidad dominicana por el ius solis, fue gestionada hasta el último momento por el expresidente Mejía.
Lo hizo en el Senado, con el entonces senador Tonty Rutinel, y también con el diputado Pelegrín Castillo a través del presidente de la Cámara, que a la sazón era Alfredo Pacheco.
Mejía no quería entregar el poder sin promulgar la ley sobre extranjería, cuyo artículo 36, numeral 10, dice textualmente: “Los extranjeros no residentes son consideradas personas en tránsito para los fines de la aplicación del artículo 11 de la Constitución”.
Ese artículo de la ley fue impugnado por el Servicio de Jesuitas para los Refugiados y otras 13 oenegés que sometieron un recurso de inconstitucionalidad por ante la Suprema Corte de Justicia.
Actuando en materia Constitucional, esa instancia judicial que entonces encabezaba Jorge Subero Isa falló el 14 de diciembre de 2005 admitiendo la ley a partir de la siguiente lógica:
“Si el hijo de un diplomático acreditado en el país no adquiere la nacionalidad por el ius solis por encontrarse en situación de tránsito, menos aún podría adquirirla el hijo de un extranjero en situación de ilegalidad”.
“Gardeo a toda cancha...”
En la transición de 2004, Hipólito Mejía llamó a su despacho al entonces presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco. Le pidió que hablara con Pelegrín Castillo para sancionar la ley sobre extranjería. Pelegrín le dijo a Pacheco que él tenía que plantearle el tema al presidente electo, Leonel Fernández.
Leonel le entregó el proyecto al doctor Abel Rodríguez del Orbe... Pocos días después dio su aprobación para sancionar la ley que ya había sido conocida por el Senado luego de gestiones del propio Mejía con el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, Tonty Rutinel.
Todas esas gestiones se hicieron a la carrera... La ley llegó al Despacho de Mejía en horas de la tarde del 15 de agosto... A las 8:00 de la noche de ese mismo día, a la hora de recoger sus bártulos, Hipólito firmó la promulgación.
¡Qué morro tiene...!
Definitivamente hay políticos que andan como el alcatraz, embarrando mientras vuelan... Van dejando en el camino la huella de su impudor y siguen de lo más campante, como si nadie fuera a recordar sus malos hábitos.
Los españoles los definen con más gracia que asombro: ¡Qué morro tienen!
El más pintoresco de todos ellos llegó por un chepazo de la vida a ser Presidente de la República: el mismísimo Hipólito Mejía Domínguez...
De pronto este caballero ha olvidado que poco antes de entregar el poder firmó la promulgación de la ley que en el fondo da origen a la sentencia 168/13...
Su alter ego en el PRD --el hijo de Abinader--, dice ahora que el asunto es ideológico. Intentando congraciarse con los grupos prohaitianos en una jugada que sin ninguna duda les pasará factura... A ambos.
Por cosas así es que algunos políticos degradan la condición de líder y reducen el partidismo a los niveles de descrédito en que se encuentra hoy...
¡Y esos aún aspiran...!

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