El padre de hoy ya no es aquel que entendía que su rol era el de proveedor de las necesidades del hogar, y que relegaba a la mujer a los asuntos estrictamente domésticos.
Muchos padres tienen que ayudar ahora a la madre, sobre todo si trabaja, en la atención de los asuntos elementales del hogar. Y los más “modernos” cambian las ropas de los bebés, a veces friegan en la cocina , barren la casa y no se avergüenzan de hacer otros oficios.
Quedan, todavía, aquellos que se resisten a acompañar a la madre en esos menesteres porque sienten que su condición “machista” no liga con estos nuevos roles.
La tecnología y las reglas en colegios y escuelas hacen que el padre, como la madre, participen más directamente y de cerca en las tareas de sus hijos o en las actividades preferidas para la distracción.
Cuando opera esta función complementaria, la familia se siente más unida y más comprometida en el fortalecimiento de ese nucleo vital de la sociedad.
Como hoy es el día dedicado a los padres, congratulamos a los que han asumido una actitud más responsable en el sostenimiento material de sus hijos, en sus desvelos por la salud, la educación y la mejor conducta, y especialmente en su fidelidad a la mujer, fundamento del matrimonio basado en el respeto mutuo y a los valores sacramentales de esa unión.
A los que no están en esta “onda”, los animamos a que se integren a la corriente que, hoy por hoy, sitúa al padre en un papel más igualitario con la madre en el cumplimiento de sus responsabilidades frente a los hijos....y los nietos que Dios les ha regalado.
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