SANTO DOMINGO.-La Fuerza Nacional Progresista (FNP) opinó hoy que el país se encuentra en los umbrales de un proceso de recomposición de sus fuerzas politicas que afectará los liderazgos nacionales.
"Nos encontramos en los umbrales de un formidable proceso de recomposición de fuerzas, que necesariamente entrañará una redefinición en los liderazgos nacionales", dice en un documento emitido con motivo del 29 aniversario de su fundación.
La organización, que lidera Marino Vinicio Castillo, explica que asumirá sus responsabilidades ante la nación con espíritu nacional y patriótico y con plena conciencia de que si queremos que nuestra visión acerca de la nación, sus serios problemas, sus enormes potencialidades y sus soluciones factibles se realicen.
A continuación el texto completo del documento de la FNP:
DECLARACION PUBLICA
29 ANIVERSARIO FNP
En el vigesimonoveno aniversario de la fundación de la Fuerza Nacional destino como nación, así como ratificar Progresista, por medio de la presente declaración pública, deseamos compartir con el pueblo dominicano algunas reflexiones sobre importantes cuestiones que interesan vivamente a su las propuestas y lineamientos que frente a las mismas hemos adoptado los nacionales- progresistas.
Las fuerzas políticas determinantes en la vida de la nación están involucradas en un proceso sin precedentes de reforma constitucional y legislativa. Aunque los resultados de ese proceso todavía son inciertos y difíciles de apreciar, queremos formular un firme reclamo a los actores con mayor responsabilidad a que rechacen la tentación de querer concebir una constitución a partir esquemas ideológicos y axiológicos contrarios a la identidad nacional, o minimizando las realidades geopolíticas regionales e insulares y las amenazas a los intereses nacionales que de las mismas se desprenden. La constitución de una nación perdurara si el acuerdo fundamental de sus fuerzas reales de poder como de la mayoría de sus ciudadanos, representa un compromiso sincero con la preservación y fortalecimiento del proyecto nacional.
En otro orden, queremos reiterar nuestras advertencias sobre la necesidad de que la reforma constitucional y legislativa sea expresión de un autentico y profundo cambio en el ámbito decisivo de los valores y actitudes, creencias y prácticas de la política nacional. Cambiar el documento constitucional y la legislación político electoral asociada, solo tendrá sentido si expresa una real disposición de hacer una política diferente - en las formas, en los contenidos, en la lealtad a los valores- que supere efectivamente los esquemas de política y negocios-clientelistas, populistas y rentistas- que tanto daño ocasionan a las relaciones entre gobernantes y gobernados, arrojando un balance de debilidad, inconsistencia y corrupción en el funcionamiento de las instituciones públicas.
Los signos de que ese sistema está en crisis son cada vez más notorios e inquietantes -como lo admitiera recientemente el presidente Fernández al describir la situación de descontrol que impera en la administración pública-, a la vez que crecen sus onerosos costos, medidos en términos de déficits, subsidios, endeudamiento e ineficacia del sector público. Ante la realidad de esas tendencias de crisis, que involucran la responsabilidad, por acción u omisión, de todos los actores políticos - en el gobierno y la oposición, en la administración central y en las municipalidades, en el presente y en pasados gobiernos-, es importante que demos la voz de alerta sobre los riesgos que en ese contexto plantean los intentos de consolidar y reforzar con medidas constitucionales, legislativas y electorales un esquema bipartidista soportado por dos partidos que, en la medida que acercan sus posiciones y conciertan acuerdos, generan serios problemas de representación política y sociológica, así como mayor confusión ideológica
Los sistemas políticos- partidarios necesitan estar abiertos a los procesos de renovación y cambio. Si se anquilosan y se encierran; si se producen convergencias indebidas entre sus cúpulas partidarias - como ilustran los resultados de los pactos de Punto Fijo y Sitges, en Venezuela y Colombia; si ceden ante las influencias plutocráticas o mafiosas; o si intentan enseñorear las fuerzas vitales de la nación, terminan hundiéndose irremisiblemente, más temprano o más tarde, en el descredito y la deslegitimación.
El pueblo y la nación dominicanos necesitan como nunca antes en toda su historia de vicisitudes y heroísmos, de pruebas y superaciones, que los que han asumido la grave responsabilidad de dirigir sus destinos en todos los planos, adopten una visión compartida, unificada, trascendente frente a sus serios desafíos y peligros externos y, sobretodo, una disposición de defender sin medir consecuencias, sus atributos de nación libre e independiente.
Soberanía y representación son dos conceptos o categorías políticos que guardan una estrecha conexión entre sí, y que deberían estar en el corazón y la conciencia de la política nacional. Si nosotros los dominicanos no defendemos nuestros intereses nacionales nadie los defenderá. Si no respetamos y hacemos respetar nuestras instituciones y nuestra identidad nadie las respetara. Si no colocamos en el centro de las decisiones y preocupaciones de las políticas públicas, la promoción humana y la integración social de las grandes mayorías de dominicanos y dominicanas -golpeados por la pobreza y el desempleo, las injusticias y la exclusión- cómo podrá contarse con su lealtad y entrega para la preservación del proyecto nacional de los trinitarios y los restauradores
Los nacionales- progresistas tenemos una clara conciencia de nuestra misión en estos procesos retadores, frente a estas arduas realidades. Algunos de nuestros críticos, que obedecen a consignas foráneas, o que son afectos a los últimos giros de las modas constitucionales, o que en forma absurda y acrítica adoptan posturas ingenuas frente a asuntos complejos y difíciles, nos tildan de conservadores. Si ser conservador significa querer conservar y potenciar la vida y la familia, la producción y los empleos nacionales, la seguridad ciudadana y la seguridad nacional, la integridad territorial y el medioambiente, la fe cristiana y los ejemplos de las gestas libertarias, la soberanía y la identidad nacional, entonces no tenemos ningún problema en decir que somos conservadores. Sin embargo, podemos proclamar sin ambages que somos la formación política que esta más consiente y dispuesta a impulsar, con sentido realista, responsabilidad social y convicción patriótica, trasformaciones progresistas en todos los órdenes fundamentales de la nación, como condición esencial para la continuidad exitosa del proyecto de la dominicanidad.
En ese sentido, la FNP proclama su decisión de realizar un sostenido y eficaz esfuerzo político electoral de organización de todos los dominicanos y dominicanas que vienen identificándose con nuestras luchas y afanes, que entienden la necesidad de sostener con énfasis las posiciones nacionalistas y patrióticas que han caracterizado nuestra existencia partidaria, que consideran urgente alcanzar una representación más eficaz y justa de los intereses y aspiraciones de las capas medias, las juventudes, y el campesinado de las fuerzas de la producción y el trabajo , de la innovación , la ciencia y la cultura, en fin, de los millones de hijos e hijas de esta tierra que quieren seguir viviendo en la patria que aman, sintiéndose mas libres ,mas seguros y con posibilidades mayores de prosperar y cumplir su misión en la vida.
Nos encontramos en los umbrales de un formidable proceso de recomposición de fuerzas, que necesariamente entrañara una redefinición en los liderazgos nacionales. Asumiremos nuestras responsabilidades ante la nación con espíritu nacional y patriótico y con plena conciencia de que si queremos que nuestra visión acerca de la nación, sus serios problemas, sus enormes potencialidades y sus soluciones factibles se realicen, debemos ganar el más amplio respaldo del pueblo en los contiendas electorales por venir, a la vez que elevamos su conciencia y su voluntad de lucha, porque solo un pueblo dominicano empoderado y resuelto podrá, como sujeto de su historia, con la gracia de Dios, escribir nuevas páginas de glorias y de triunfos en los anales del mundo, como la escribieron Duarte, Sánchez y Mella, y la legión inmensa de los próceres de la libertad y la inteligencia, del trabajo y el civismo.
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