Escrito por: FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX ( henriquezcaolo@hotmail.com)
José Israel Cuello, compañero de trabajo, amigo y productor del programa Aparte y Punto, dice con frecuencia: “Haití no coge suero”. Quiere decir que los esfuerzos internacionales para ayudar a Haití tienen mínimos “efectos” o se estrellan contra una pared. El procedimiento de hidratar, o de llevar azúcar al organismo de un enfermo, requiere: que la cánula por donde pasa el suero encuentre una “fístula” de acceso, un lugar por donde entrar a las venas; que una vez dentro de las venas, la solución circule por el cuerpo hasta ser asimilada.
El primer problema es “por dónde comenzar”, en qué lugar preciso aplicar la ayuda financiera, procedimental, educativa, técnica o administrativa. El segundo es conseguir que un método, una producción, un proyecto, arraigue en la comunidad y “circule por las venas” de una buena parte de la población. Esto es, la “entrada” y el “curso”. Haití fue una vez la colonia mas rica de Francia. En aquella época los esclavos, meros “insumos fusibles” de la producción, no se consideraban “personas”. En tiempos recientes Haití disfrutó de un próspero sector turístico y de extendida actividad artesanal. ¿Qué ha pasado después?
En actividades económicas los recursos humanos son más importantes que los recursos naturales. Haití es un pueblo bilingüe; habla “creole” y francés. Los que han sido educados solamente en “creole” tienen desventajas enormes con respecto a quienes han recibido educación formal en francés. La Iglesia católica evangeliza en “creole”. En esa lengua difunde la palabra de Dios (“pawol bondye”). La física, la química, las técnicas aplicadas propias de las profesiones intermedias, deben estudiarse en lengua francesa. Según León-Francois Hoffmann, estas diferencias lingüísticas separan la población en dos estamentos: uno arriba, otro abajo.
Hace poco el Presidente Chávez obsequió al Presidente Obama el viejo libro de Galeano: “Las venas abiertas de América Latina”. Destapar venas –parodia contraria–, para impulsar desarrollo económico-social en Haití, exige la formación de gerentes y capataces que no confíen todo a las divinidades del “vodou”; recursos humanos que se aparten de la tradición “autoctonista”. Los dioses del “vodou” no hacen compromisos éticos. Un creyente puede pedirles ayuda hasta para cometer crímenes. Pero el desarrollo económico es una suma de “deberes en acción”.
http://67.199.16.148/opiniones/2009/7/16/285665/A-PLENO-PULMONVenas-tapadas-de-Haiti
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