viernes, 23 de enero de 2009

Ruido de sables en el PRD

Escrito por: ANTONIO ALMONTE

En el Partido Revolucionario Dominicano, militantes y dirigentes acostumbran a decir que su partido es el más democrático del país.

Y, en efecto, en el partido blanco es fácil inscribirse, es fácil llegar a posiciones directivas e incluso a salir como candidato a cualquier puesto electivo excepto, por supuesto, al de Presidente de la República.

No está claro todavía, si tanta facilidad es una fortaleza o una debilidad de esa organización política.

Ahora bien, la democracia partidaria va más allá de poder “elegir y ser elegido”. Un partido político democrático debe ser transparente en el manejo de los recursos que recibe. Debe también, aplicar procedimientos idóneos para tomar decisiones sobre asuntos internos y del país.

En un partido político democrático, sus miembros deberían conocer las razones por las que sus diputados, senadores y regidores aprueban o rechazan un proyecto de ley, un contrato o una iniciativa municipal.

En esos y otros aspectos de gerencia política y administrativa internos, el PRD no es, ni de cerca, un ejemplo de democracia partidaria.

Por el contrario, en el partido se ha instalado, desde hace tiempo, la cultura del arreglo, el arrebato o el chantaje por encima del voto libérrimo de sus militantes cuando de celebrar convenciones y elegir candidatos se trata.

Esa tradición es tan influyente que a algunos les parece una locura que alguien pretenda ganar una candidatura de máxima importancia solo respaldado por los votos y sin antes acceder a un acuerdo intergrupal.

Por esas razones, a pesar de sus anos, el PRD es una organización inmadura y no domina la más elemental de las tareas de la democracia partidaria: la canalización de las competencias y aspiraciones internas sin dinamitar el partido.

Por ejemplo, si el ingeniero Miguel Vargas decide postularse a la presidencia del PRD estaría ejerciendo su derecho, al margen de cualquier otra consideración sobre razonabilidad, sensatez o conveniencia de la decisión.

¿Es democrático que otros dirigentes saboteen reuniones y amenacen con división por el hecho de que otro compañero aspire a ser elegido como presidente de su partido en unas elecciones internas?

Pero, ya sabemos que la cosa no es tan sencilla. Hay, en el fondo, un destape adelantado de la lucha por la candidatura presidencial del 2012 y por el control del todavía poderoso PRD. Las dos cosas implican grandes intereses, evidentes temores y fantásticas ilusiones. Lo que vimos en la frustrada Comisión Política del pasado jueves 14 no fue mas que el ruido de sables de grupos dispuestos a atacar.

http://www.elnacional.com.do/opiniones/2009/1/20/5234/Detalles

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