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La Presidencia de la República ha convocado a todas las fuerzas políticas y sociales a participar en una cumbre donde se debatirán los más urgentes e importantes temas de la nación. Este evento de trascendental importancia para nuestro país, es una oportunidad que debe ser aprovechada por todos aquellos que están verdaderamente interesados en el destino de nuestro país. Es la ocasión propicia para aunar voluntades y corazones y tratar de llegar a acuerdos que puedan llevar a soluciones viables.
Además, es una oportunidad para demostrar que existe un real matrimonio, una verdadera correspondencia entre lo que se dice y lo que se quiere. Esta es la ocasión propicia para dejar de lado malquerencias personales y poner el beneficio del país, por encima de los intereses personales.
Si yo fuera opositor, estaría frotándome las manos, ya que, la participación en esta cumbre es el escenario ideal para señalar que es exactamente lo que se debe hacer para impulsar nuestra nación hacia adelante, y si mi forma de pensar fuera distinta a como lo está haciendo el gobierno, sería el marco idóneo para que el presidente se entere de que hay otro camino para llegar al destino a que aspiramos.
Creo haber leído todo; o casi todo; lo que se ha dicho sobre la misma, quienes son los que la apoyan, quienes la cuestionan y quienes la han tomado a broma, queriendo ignorar el poder de la concertación y del dicho popular de que “en la unión está la fuerza” y, si mi percepción y los números no me engañan parece, que hay una opinión generalizada sobre la importancia del evento y la disposición de la mayoría de todos los sectores, a hacer sentir sus opiniones en la referida actividad.
He visto notas de sectores, incluyendo partidos y grupos de izquierda, quejosos de que no les haya llegado la invitación correspondiente. Si es así, hay que corregir eso e invitarles formalmente. Si las invitaciones son abiertas. Hay que hacérselo saber, pues es incorrecto ignorar la voz de cualquier sector de la sociedad. Esta cumbre propuesta, es la oportunidad de poner sobre el tapete y a calzón quitado todo punto de interés nacional.
En toda su trayectoria como político y gobernante, el presidente Leonel Fernández ha mostrado siempre una actitud abierta y dialogante. Le gusta escuchar, incluso es una característica del compañero Presidente, cuando se encuentra con los compañeros del partido, amigos y relacionados, preguntar, esté en el gobierno o no el interlocutor….”¿cómo usted ve la cosa?”.
A Leonel Fernández le caracteriza el interés de saber que piensa la gente, los diversos sectores, saber cuáles son las inquietudes de la población. Nunca hace caso omiso a las opiniones de los demás, estén a favor o no de sus políticas, de su gobierno o de su partido.
Además, es bastante flexible y nunca se ha creído poseer la verdad absoluta. Como gobernante a sido excepcionalmente abierto y de una vocación democrática y de apertura a toda prueba. Por tanto, cuando hace un llamado de esta naturaleza, lo lógico es que obtenga una reacción positiva de los diversos sectores de la sociedad dominicana, sobretodo, de quienes ven la solución de los problemas a partir de los interese generales de la nación y no de las individuales.
La invitación está hecha, la mesa está servida. Que cada quien asuma la posición que le dicte su conciencia y se cuestione antes de oponerse a esta cumbre, si lo hace por encono personal, por intereses particulares o por ceguera ante la realidad.
Autor: Manuel Almánzar Castillo
http://www2.elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=137037
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