Nilda Peña - 2/11/2009
Extractos valiosos de las exposiciones hace un tiempo de seis empresarios, en su mayoría dominicanos, en el marco de las “Cátedras Funglode de Éxito Empresarial” han estado siendo expuestas en esta columna. Hoy es el turno del empresario turístico Frank Rainieri.
Si bien es cierto que una cadena de sucesos tuvo que ocurrir para que “de la nada” surgiera lo que es hoy el éxito de Punta Cana, grupo que encabeza Rainieri, no es menos cierto que prevaleció una visión admirable en este hombre de negocios. Reitero que los fragmentos expuestos de las exposiciones no son en realidad noticias pero sí constituyen, desde mi punto de vista visiones interesantes de resaltar. A continuación algunas reflexiones de su charla contenida en un libro editado recientemente y que se encuentra en librerías del país.
Las dificultades caracterizaron desde 1969 los primeros años de lo que es hoy Punta Cana. “La situación llegó a tal punto que prácticamente todos los accionistas importantes vendieron su participación.
Pasé siete años sin poder cobrar, acepté el pago en acciones que en ese momento no valían nada. En un momento dado mis padres llamaron a mis hermanos y juntos me sugirieron dejar ese sueño alegando que estaba desperdiciando mis mejores años en un proyecto sin mucho futuro.
En una ocasión recibí una propuesta muy interesante de trabajo, ante las limitaciones y la existencia de tres niños, mi esposa Haydée me pidió pensarlo. Eran tiempos excesivamente duros, pero estaba convencido de que tenía una correcta visión de futuro y estaba dispuesto a perseverar hasta consumir la última gota de energía. Sabía que sólo trabajando sin temor a la fatiga podía alcanzar la meta.
Hoy se habla del éxito del Grupo Punta Cana, pero el éxito nunca llega solo. Los factores que conducen al éxito son principalmente, desde mi punto de vista, la visión, la perseverancia y el trabajo, virtudes que deben ser acompañadas con el respeto a nuestros principios éticos y morales para nosotros los cristianos con fe y amor de Dios.
Primero tuve la visión de ver hacia dónde nos llevaban las fuerzas del cambio y los determinantes económicos del futuro, luego seguí esta intuición manteniendo el vínculo con un grupo de futuro y abriendo mi espíritu al cambio y alimenté mi fe para soñar con un futuro y abriendo mi espíritu al cambio y alimenté mi fe para soñar con un futuro. Después tuve el arrojo de proponer un sueño y la perseverancia de trabajar con ahinco para realizarlo.
Quiero terminar con una reflexión sobre lo que la sociedad llama éxito. Primero el mayor éxito debe ser la familia. Haydée, mi esposa y compañera de siempre, así como toda mi familia han sido coprotagonistas y su entrega ha hecho posible esta historia. Segundo, llegar a la meta suele ser relativamente fácil, lo difícil es mantenerse en la cima. Pero estar en lo alto de la pirámide social o económica es mucho más que disfrutar de lo material.
El éxito económico es algo más que producir dinero y sumar riqueza personal. Es justo que las empresas produzcan dividendos para quienes la crean y la trabajan, pero cuando la sociedad nos ofrece la oportunidad de establecernos y hacernos fuertes los negocios dejan de ser proyectos particulares y se convierten en instituciones que producen bienes y servicios para el país,
http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=90745
No hay comentarios:
Publicar un comentario