Por Marcos A. Blonda
28 de Feb 2009 12:00 AM
El 27 de Febrero, Día de la Patria. La bandera ondea y relata la historia encerrada en cada uno de sus tres colores.
La bandera pensada por Duarte y planteada al rostro de la historia en el Juramento de los Trinitarios para permanecer todos estos años a pesar de las vicisitudes a las que nos han expuesto las maquinaciones de aquellos que, adversando el proyecto del patricio, han encontrado émulos que aún en nuestros días conspiran contra la salud de la patria.
La bandera ondea para siempre evocada en Arriba el Pabellón de Gastón F. Deligne, poema que recitábamos de memoria en la escuela secundaria y suelta sus colores al viento en las canciones con letra de Ramón Emilio Jiménez que desde la escuela dirigida de la era ominosa de Trujillo, han hecho su tránsito temporal a los precarios planteles educativos de la democracia, testimonio de un nacionalismo mediatizado, cuyas letras hemos sabido utilizar para evocar a nuestros héroes.
La profusión de medios nos permite hacer de nuestra bandera cosa ubicua, llevarla a todas partes y como dominicanos cargarla en la mochila que llevamos a cuestas a través del mundo y hoy el pabellón tricolor está presente donde haya un dominicano que eche de menos esta media isla.
Se salvan aquellos que declaran que la nostalgia les es extraña y confiesan no necesitar esos “telurismos” a los que somos tan propensos.
La bandera se enasta al son de marchas, himnos, discursos, cañonazos, loas a los detentadores de aquello que costó sacrificio a unos pocos “y, hechas a las dos auroras en que cielo y patria están”.
Miramos ese paño sagrado mientras nos afanamos en nuestros asuntos y tratamos de sobrellevar tanta injusticia.
La bandera nos une y nos divide hoy, a 165 años de distancia de aquel febrero, el primero de la patria.
El país que se cobija bajo sus colores se encuentra dividido y aquí he de recordar una frase atribuida a un político local para decir sin parafrasearlo a él, pero sí evocando a dos grandes poetas, que el país se divide entre aquellos que quisieran ver la enseña tricolor “más arriba mucho más” y aquellos que en “cada cruce de caminos clavan una bandera para lucir sus colores, nada más”.
Marcos A. Blonda es arquitecto
avilesblonda@gmail.com
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