Ayer, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo su cumbre de fuerzas vivas con más de un centenar de gobernadores y autoridades de los partidos que capitalizan al electorado norteamericano.
De ahí surgió la decisión de destinar más de 15 mil millones de dólares en programas de asistencia a los pobres, y la determinación de luchar para reducir el déficit de 1.3 billones que heredó de la administración Bush.
La “cumbre” de Obama ha servido, al menos, para airear soluciones a los críticos problemas que abaten a la mayor economía del mundo, aunque no puede decirse que todos los allí reunidos asumieron un compromiso serio para impulsar los programas de emergencia que se requieren para enfrentar la crisis.
De todos modos, la “cumbre” para el consenso ha demostrado ser una alternativa posible para encontrar soluciones no sólo en Estados Unidos, sino en otras partes del mundo.
Justamente ahora se está planteando en España otra gran concertación de gobierno y oposición para encarar iguales desafíos. España ha demostrado, en el pasado, que la concertación, el pacto social, es el camino posible de las soluciones.
Algo que aquí no muchos parecen comprender todavía.
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