martes, 26 de agosto de 2008

Con lágrimas de sangre

Mario Rivadulla - 8/25/2008

Independientemente de los méritos que dentro del ámbito de su provincia asistan a las graves denuncias formuladas por el senador de Peravia, Wilton Guerrero, las mismas han tenido la virtud principal de servir de detonante para despertar la conciencia de la sociedad dominicana sobre la gravedad del narcotráfico internacional y el consumo local.

Por años, y a lo largo de distintos gobiernos, pareció que estábamos predicando en el desierto las escasas voces que veníamos alertando de manera reiterada sobre los peligros que encerraba para el país el haber sido convertido por los carteles de la droga en corredor para el envío masivo de estupefacientes hacia el mercado norteamericano, y más recientemente a Europa, entre dichas voces la del propio Senador Guerrero y con singular persistencia, la del doctor “Vincho” Castillo. En todo ese tiempo no se halló el necesario eco ni en las autoridades ni en el pleno de la sociedad empeñada en vivir de espaldas a tan penosa realidad, pese a que tráfico y consumo de narcóticos ya comenzaban a manifestarse con ostensible fuerza. Ni siquiera una matanza similar a la ocurrida en Baní, que tuvo como escenario a Navarrete en años recientes, donde fueron ejecutadas siete personas con presuntos fuertes vínculos con el negocio de las drogas, hizo despertar de su letargo a la sensibilidad ciudadana.

Hoy esa situación parece estar cambiando a partir de los sangrientos acontecimientos registrados en la provincia Peravia. Más que el dramático hecho en sí con el fuerte impacto estremecedor que provocó en la ciudadanía, han sido las denuncias del legislador oficialista las que han mantenido vivo el interés, tanto en este caso, en el que aún no han sido apresados los autores de la múltiple ejecución ni hallados los mil 200 kilos de cocaína que supuestamente se llevaron y fueron eje del crimen, como los riesgos que comportan el voluminoso tráfico internacional a través de nuestro territorio y el consumo creciente de drogas en el plano local.

Voces autorizadas de la Iglesia, que desde mucho antes ha mantenido una actitud de denuncia y alerta sobre esta grave problemática, se han dejado sentir nuevamente para reclamar acciones enérgicas a fin hacer frente a los carteles de la droga, al tiempo de llamar la atención sobre la complicidad de algunas autoridades y sectores poderosos con esta actividad criminal. Tales las de los respetados obispos Francisco José Arnaiz y Ramón de la Rosa y Carpio. A ellas se suma la del cardenal López Rodríguez urgiendo al gobierno la adquisición de los aviones Super Tucanos y cuantos otros equipos sean necesarios para enfrentar este flagelo con más apremio y mayor efectividad, nuestros propios recursos y por propio interés de preservación. De destacar igualmente las reiteradas manifestaciones de nuestro celoso guardián aduanero Miguel Cocco y las recientes del Presidente de la Suprema Corte, Jorge Subero Isa recordando que el narco “ni duerme, ni toma vacaciones” y reclamando dotar a las autoridades encargadas de enfrentarlo de mayores recursos para combatirlo con más eficacia.

Justo resaltar el trabajo realizado hasta ahora por esforzados curas barriales, ministros de otras religiones, activistas sociales y líderes comunitarios e instituciones como Hogar Crea y Casa Abierta que, día trás día, enfrentan en sus diócesis, vecindarios y campos de acción a los microtraficantes arriesgando su seguridad y su vida, y orientando sobre todo a la juventud para mantenerse alejada de ésta y otras actividades ilícitas, tal como reconocer a aquellas autoridades que no se han dejado corromper ni sobornar por los cuantiosos recursos de que dispone el narco para sumar sus necesarias complicidades.

Satisface que al igual que el Senado, sin distingos partidarios, ha respaldado a Guerrero y servido de caja de resonancia a sus denuncias, personeros de los distintos litorales políticos estén también asumiendo posiciones más definidas y militantes sobre los peligros ciertos que para el país representa el problema de las drogas. Es un tema al que hasta ahora se habían mostrado indiferentes, que no era mencionado como prioridad en los programas de los partidos, ni figuraba como revelante en los discursos de campaña.

Las categóricas manifestaciones de los mandos militares, asegurando que no permitirán que elementos vinculados al narcotráfico permanezcan en las filas de los distintos institutos armados constituyen promesas entrañan un firme compromiso de cumplimiento sin timideces ni privilegios. Finalmente, alienta que el presidente Leonel Fernández lo haya incluido en la variada temática de su discurso ante la Asamblea Nacional el pasado 16 de agosto, al reiterar la política de “cero tolerancia” con las drogas que mantendrá durante su próxima gestión de gobierno, lo que implica una enérgica respuesta represiva al narco pero también las indispensables políticas preventivas de carácter social que le resten campo propicio para su proliferación, en particular entre la juventud.

Queda esperar, en fin, que toda esta coincidencia de pronunciamientos e inquietudes compartidas se transforme en una misma voluntad que nos lleve a emprender la gran cruzada nacional necesaria para enfrentar y derrotar al narcotráfico internacional y el microtráfico doméstico o al menos, reducir su accionar a la mínima expresión. El precio de no hacerlo resulta tan elevado que tendríamos que pagarlo con lágrimas de sangre.

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=71203

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