viernes, 20 de febrero de 2009

La crisis y el optimismo

POR INDIRA BLANCO CASTILLO*
*LA AUTORA es abogada. Reside en Milán, Italia


Así como en los seres humanos las grandes crisis existenciales pueden significar la transición hacia una nueva forma de ser, buena o mala, así mismo puede suceder en las instituciones y en las naciones. Los efectos que puede tener una crisis dependerán en gran parte a la capacidad de enfrentar los obstáculos con optimismo, con fe en el futuro pero con el realismo de reconocer los errores, buscar subsanarlos y tratar de evitar por todos los medios que sucedan de nuevo. Claro, para ello se requiere, antes que nada, de voluntad para hacerlo.


La crisis económica mundial parte de Los Estados Unidos, y sus causas fueron explicadas de manera magistral por el señor Presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, en noviembre del año pasado en el discurso en el IX Foro de Biarritz en Francia y en la apertura de la Cumbre por la Unidad Nacional, quedando claro que fueron fundamentalmente los créditos inmobiliarios de alto riesgo y con ellos los créditos derivados.

Algunos opinan que quizás dentro de todas estas causas se encuentran los síntomas de algo que no andaba bien en la economía de Estados Unidos, claro está, aparte de la falta de ética y reglas claras, y quizás en el mismo capitalismo vigente en el mundo siempre proclive a ciertas crisis cíclicas.

Las políticas económicas que se están implementando para enfrentar la crisis tanto en Europa como en Estados Unidos, probablemente durarán un tiempo, esperemos que breve, para que comiencen a surtir sus efectos. Algunos economistas vaticinan casi dos años de crisis, los más pesimistas hablan de décadas. Todo dependerá de la sabiduría de enfrentar el cambio y manejar la crisis.

Hace más de dos semanas se celebró en Davos, Suiza, un Forum Sobre la Economía Mundial, y uno de los discursos más fuertemente aplaudidos fue el de la Canciller Alemana Ángela Merkel, quien señaló la necesidad de un acuerdo escrito para un Nuevo Orden Internacional, la creación de un Consejo de Seguridad Económica Mundial como la ONU. Propuesta que, sin duda, busca evitar de nuevo que la falta de regulaciones de negocios económicos particulares puedan causar de nuevo una crisis de esta envergadura.

La Canciller alemana habló de crear reglas en el mercado financiero mundial, introducir en las constituciones como obligatorio el mantener el equilibrio en las cuentas públicas, o sea, prohibir presupuestos deficitarios, no tener más deudas que ingresos. “Es importante que también a nivel internacional no se piense vivir mas allá de sus posibilidades”, señaló.

Un organismo de esta índole donde participen todos los países que quieran, sería importante para evitar el surgimiento de legislaciones o mecanismos en el mercado financiero que puedan desestabilizar la economía mundial. Al ser un Organismo Internacional ningún grupo económico podría estar por encima de los intereses de ésta que serian los del crecimiento sostenido de todos los países del mundo, por lo menos eso se esperaría.

Sólo creando cambios de este tipo se podría decir con optimismo que la crisis ha servido a la larga para crear importantes cambios.

El poder sugestivo del optimismo se ha mostrado arrollador a lo largo de la historia, es inolvidable el famoso discurso del Primer Ministro Británico Winston Churchill el 4 de junio de 1940 que dio tanto ánimo a los patriotas ingleses. Cuando Hitler iba en su avanzada victoriosa y pensaba invadir Inglaterra resonaron sus palabras dada en la Cámara de los Comunes: “We Shall”, “Nosotros no cederemos ni faltaremos al objetivo. Iremos hasta el fondo, combatiremos en Francia, sobre los mares, sobre los océanos, combatiremos con confianza creciente y fuerza creciente en el aire, defenderemos nuestra isla cueste lo que cueste”.

Por ejemplo, en la República Dominicana sufrimos hace unos años una gran crisis económica debida, sobre todo, a una serie de políticas económicas erradas y a falta de supervisión bancaria.
Dicha crisis provocó un gran número de quiebras de empresas viejas y nuevas, el que disminuyeran las inversiones extranjeras e incluso que empresas importantes del país tuvieran problemas para obtener créditos de suplidores de materia prima.

Al darse el cambio de gestión gubernamental, las cosas comenzaron a hacer un giro, y, sin duda, aún cuando había mayor capacidad de Gerencia en la nueva administración fue fundamental en la recuperación de la estabilidad economía la confianza y la fe en el futuro que se tenía sobre el partido de gobierno en ese momento.

Esto quiere decir que en las crisis la parte subjetiva puede jugar un papel importante a la hora de buscar la recuperación. El optimismo nos hace creer tener el destino en nuestras manos y nos da la fuerza por lo menos de lograr algunos cambios. Los grandes lideres de la humanidad han sido optimistas, han tenido fe en lo que hacían, han dicho como el actual presidente de los Estados Unidos “We can” ante el escepticismo de muchos. Es por eso sin duda que la mayoría de las veces se eligen a los líderes optimistas quizás por que probablemente la gente intuye que son los lideres más idóneos para salvarlos.

La República Dominicana tiene motivos para mantener su optimismo. Según la CEPAL, en los últimos veinticinco años ha sido una economía que ha crecido bastante en comparación con otros países del Caribe, no tanto así en el desarrollo humano, que debería ser ahora nuestra prioridad Gozamos de una buena posición geográfica desde el punto de vista del comercio, somos signatarios de varios Tratados de Libre Comercio como con Estados Unidos, Centroamérica, dentro de poco con la Comunidad Europea y Canadá.

Lo importante es que como nación se aprenda de las crisis pasadas y de que en el futuro no se olvide que como decía el filósofo Antonio Gransci en sus “Cuadernos desde la Cárcel” “No se puede ser un buen político sino se es un buen administrador”.

La crisis actual no es sólo fruto de los empresarios, de la falta de regulaciones sino también de los malos políticos que a la larga son los que promulgan las leyes, a veces no para buscar el bien común sino para beneficiar a ciertos grupos, los que gobiernan y crean presupuestos deficitarios, y por ende los que ordenan la emisión de inorgánicos y crean inflaciones. En fin los responsables de muchos desastres económicos en el mundo. Aprenderán las sociedades civiles a defenderse de estos malos administradores?. Si, por lo menos eso creemos los optimistas.

http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/27304/2009-02-20.html

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