miércoles, 25 de febrero de 2009

Michel Foucault: un arqueólogo de la mente

Por Wilfredo Mora
El autor es criminólogo y perito forense

La mayoría de los grandes problemas que no nos permiten confrontar nuestra realidad social, son problemas del poder. El poder político nos vigila y nuestras vidas les pertenecen a él. La génesis de sus diversos aspectos, la realización de mecanismos condicionados en la cultura, así como su influencia en la personalidad humana siempre ha encontrado su foco de interés entre los investigadores e intelectuales, en las diferentes corrientes del pensamiento y los movimientos sociales de hoy.

La singular actualidad de esta problemática, sobre todo en Occidente, después de la década de los 80, continúa ejerciendo su influencia en las instituciones políticas de estos países, así como también en los procesos mundiales, en general. Lo lamentable es que la mayoría de los intelectuales modernos tienen fijos los ojos hacia los procesos políticos, con los cuales se relaciona siempre el poder. Porque, en efecto, los diferentes aspectos del estudio del poder son muy diversos y en su determinación pasan con suma facilidad a la esfera de la política. El tener miedo es el signo de los hombres, el temor a los políticos, quienes le asfixian moralmente.

Michel Foucault estudió los aspectos psicológicos y culturales dentro del poder. El concepto de poder, como adyacente a las nociones de autoridad, dominación, influencia, fuerza, etc., se relaciona con una serie de numerosas categorías del conocimiento social, filosófico y psicológico, que en la medida que ahondamos en su estudio nos afectan considerablemente con mucho más interrogantes que las respuestas análogas que podemos dar de ellas. El mismo poder tiene hoy diferentes métodos y enfoques, y nosotros, lo que nos propusimos fue demostrar que el poder no puede ser completamente comprendido, sea desde el punto de vista distinto, dentro de una nueva politología, sociología, antropología, filosofía y hasta de la psicología. Cualquiera de las concepciones del poder, sin pretender llegar a la universalidad, al ser analizarlas en el marco de la cultura, nos abre una posibilidad nueva y una mayor comprensión del problema, con los cuales los sistemas sociales y políticos de Occidente del siglo XX han tropezado.

La concepción de Michel Foucault –el arqueólogo– tiene su historia muy compleja, y ella alcanza niveles de estudio de la cultura europea verdaderamente complejos, a través del método histórico- político de los fenómenos sociales. Antes de morir este autor se proponía estudiar el orden burgués de nuestra sociedad moderna. Tres momentos son claves para comprender la gran influencia de su pensamiento y la formación de su método de análisis de las relaciones de poder.

1. Una lectura sistemática de la obra de Nietzsche, desde 1964 hasta 1968; sobre todo su obra póstuma «Voluntad de Poderío», en cuya perspectiva surgió su ordenamiento genealógico de la voluntad, como es la línea seguida en su proyecto de construir una historia de la sexualidad, siguiendo este método. Y de la que sólo llegó a publicar tres de los seis volúmenes anunciados: «La Voluntad de Saber», «El Uso de los Placeres» y La «Inquietud de Sí Mismo».

2. Los sucesos de Mayo del 68. Los disturbios estudiantiles del movimiento juvenil del año 68 ejercieron una fuerte influencia en la atmósfera intelectual de los pensadores europeos, y en tal sentido el surgimiento de nuevos métodos en la comprensión del poder. Muchos de los intelectuales «orgánicos» y de izquierda lo señalan como unos de los autores intelectuales del mayo del 68. Foucault tenía entonces la edad de 58 años. En la periodización de sus principales textos, el concepto poder resultaba «tardío», pero «emergente» (implícito a lo largo de toda su obra).

3. Su trabajo en la GIP (Groupe d’Information des prisons) creado en 1971 por Foucault, J. M. Domenach y P. Vidal-Naquet...).

Foucault consideró que esto fue una repuesta política contra el sistema carcelario. En primer lugar, los mismos encarcelados se pusieron a hablar sobre el sistema de la cárcel; en segundo lugar, el carácter de los disturbios impuso la base para analizar algunos aspectos de la vigilancia y del castigo, sobre todo político.

De estos tres puntos surgió el proyecto genealógico de Michel Foucault sobre el estudio del poder. Para comprender mejor su concepción, es necesario referirse a la evolución creativa de su obra, ya que no es posible asir la comprensión del poder sin examinar las fases de los virajes de su pensamiento.

El problema del poder no constituye un fenómeno enteramente político, que sólo puede interesar a los políticos y sociólogos. Las relaciones de poder atraviesan no sólo las esferas particulares de la actividad humana, sino a todo el hombre, formando su psiquis y la comprensión de su mundo.

Podemos estar o no de acuerdo con Michel Foucault, pero es necesario reconocer que estamos ante un pensador que abrió nuevos horizontes intelectuales al erigir nuevas interrogantes con principios que antes no se habían planteado.

En estos tiempos, cuando las ciencias del hombre se encuentran frente a una evidente crisis teórica, es muy importante encontrar un punto de apoyo para la consolidación del conocimiento psicosocial. Michel Foucault mostró este camino, aunque él rehusara de los conceptos tales como personalidad, rol, carácter, inconsciente (en el sentido tradicional), comprobando que ellos son muy ideologizados y muy disciplinados en la psicología como una ciencia de la disciplina.

La obra de Foucault representa una brillante manera de establecer una relación entre la sociedad como integridad social y como subjetividad humana. En realidad, en intento de demostrar como funciona la «historia», formulando determinado el tipo de subjetividad en un severo tipo de sociedad como la occidental.

Y entonces surgen muchas preguntas interesantes, igualmente relacionadas con los aspectos culturales y psicológicos del poder, pero al mismo tiempo teniendo significado práctico actuales: a) cualquier correlación en una sociedad concreta existente entre la comprensión tradicional del poder (en el sentido dominación-sumisión) y microfísica del poder (en el sentido de Foucault); b) para convertirse en una sociedad desarrollada y moderna (del tipo europeo) es necesario decenas de ásperas prácticas disciplinarias que formen un específico carácter propio de la subjetividad creada por el hombre en este tipo de sociedad; c) esta misma sociedad es demasiado vigilada y controlada y exige permanentemente resistir a las estrategias del poder.

Estas preguntas las puso Michel Foucault, pero ellas son completamente ciertas y una vez dispuestas, por consiguiente, exigen respuestas y llaman a realizar nuevas investigaciones.

Al pasar balance de nuestras conclusiones, podemos y es necesario otra vez responder que los trabajos de Foucault son importantes para los psicólogos y para la ciencias humanas, porque arroja luz a los nuevos horizontes que nos lleva a comprender la esencia humana y su existencia; y también la indisoluble relación de estas medidas en la cultura y las diversas prácticas sociales.

Quedan, pues, reveladas claramente las insuficiencias en la categoría tradicional del aparato de la psicología para la decisión de estos problemas y sobre todo porque con ello empujamos a los psicólogos investigadores hacia nuevas búsquedas y nuevas síntesis metodológicas.

pensamientocriminologicodominicano@hotmail.com

http://www.diariodigital.com.do/articulo,38073,html

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