Por Pedro Manuel Casals hijo *
El rumbo actual del sistema electoral dominicano nos presenta una gran disyuntiva. Estamos ante una estrategia política que busca socavar las fuerzas minoritarias y delimitarlas a dos grandes corrientes políticas. En ciencias políticas esto se conoce como el bipartidismo. Debemos recalcar que el bipartidismo no significa que no existan fuerzas ideológicas diferentes e independientes de las dos grandes corrientes. El bipartidismo consiste en la concentración mediática y difusiva exclusivamente a favor de las dos mayores fuerzas políticas.
Esto significa que el bipartidismo no solo es propiciado y cultivado por los dos mayores partidos políticos del país, sino que es apoyado e incentivado desde el cuarto poder del Estado, los medios de comunicación. Esto así, porque los dos grandes partidos políticos del país controlan alrededor del 87% de los medios de comunicación a través de sobornos, prebendas, patrocinios, concesiones y demás groserías típicas de la corrupción. Generando así, un escenario electoral de únicamente dos contendores, obviando e ignorando a los demás candidatos con excelente preparación, propuestas ingeniosas e ideas frescas. Un ejemplo tácito de la forma en que opera el bipartidismo mediático es en Estados Unidos, donde los candidatos independientes no logran conseguir ni siguiera un espacio de clasificado en un periódico.
Este sistema representa una democracia ficticia, porque permite a los actores principales conjurarse contra el pueblo y en una camaradería poco ética y lesiva, “pasarse el balón” de lado a lado, en un morboso juego de poder. El pueblo cree que esta eligiendo una alternativa distinta cuando en realidad son los mismos buitres con nombres diferentes.
Acaso es casualidad que ciertos políticos de nuestro país son tan agraciados en todos los gobiernos, como si fuesen nobles que nacieron para ser funcionarios vitalicios. ¿Hemos visto un solo miembro del comité político o la comisión política de esos partidos sometidos por corrupción? ¿Acaso es coincidencia que entre el gobierno y los líderes de la “principal” oposición existan contratas de obras del Estado y concesiones cuantiosas? No lo es.
Por eso advertimos el fomento de un sistema bipartidista, que para un pueblo desnutrido, sin educación, cansado y pobre, significa una eterna permanencia en la miseria y la desdicha, ya que, como si fuere una pesadilla surrealista, cualquier puerta que se abre para salir del infierno es una puerta de entrada al mismo. Ni en la divina comedia de Dante luce tan espeluznante el porvenir.
* Dirigente juvenil FNP.
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