jueves, 4 de agosto de 2011

Vivir con miedo…

Por PEDRO MANUEL CASALS HIJO*

Solo en una sociedad de hombres cobardes es posible vivir con el nivel de violencia que nos azota. Un pequeño país de no más de 9 millones de personas con un índice de violencia y criminalidad que nos asemeja a Ciudad Juárez, Basora o Kabul en sus peores momentos. No es posible que el dominicano viva con miedo en su propio país, como recientemente muestra una encuesta realizada por el Ayuntamiento del Distrito Nacional.

Dentro de los más de 150 países que componen la ONU, estamos estadísticamente dentro de los 15 países más violentos del mundo. El parámetro que se utiliza para seleccionar los integrantes de este peligroso grupo se basa en la cifra de 30 muertos por cada 100 mil habitantes. Este país alguna vez fue un pueblo de hombres honestos y valientes, es cierto que nuestra historia esta manchada de sangre y crímenes, pero fueron incidentes políticos, no violencia social como ocurre ahora.

El brutal asesinato de la joven Yessenia Rivera por un allegado de confianza es algo espeluznante. La frivolidad y la temple con la que actuó este individuo, salir a comprar un galón de gasolina para “terminar” el trabajo y quemar a una persona que le había tenido la confianza y el respeto de entregarle su dinero para prestarlo. Este hecho debería llamarnos a reflexión sobre en que clase de sociedad estamos viviendo y criando a nuestros hijos.

El secuestro y vil asesinato del periodista Jose Silvestre en La Romana, encontrado tirado en el Rio Soco. Un ataque a la libertad de expresión y a la difusión del pensamiento. Que no se equivoque la sociedad, en la medida en que siga amedrentada y temerosa, seguirán los hechos de sangre y la violencia indiscriminada.

El doloroso asesinato del Teniente Jorge Suarez y Suarez, de la Fuerza Aérea Dominicana, a quien tuve el honor de conocer, asignado a la seguridad del Candidato Presidencial Pelegrin Castillo, de manera cobarde y cruel, emboscado de sorpresa, demuestra que ya no estamos hablando sobre delincuencia común. La perdida del respeto por la vida humana y especialmente por la autoridad ha degenerado un estado de violencia que si la sociedad no atiende pronto, se tornara incontrolable.

Vivir con miedo es vivir sin libertad. Una sociedad donde sus hombres no puedan mantener el orden y la seguridad no merece ser libre. Por eso si no estamos dispuestos a luchar en carne propia y sacrificarnos por la seguridad de todo el pueblo, debemos resignarnos a continuar viviendo en un estado de terror y paranoia como viven los cobardes.

* Dirigente juvenil FNP.

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