Durante la entrevista que le hacían para la televisión, a un político que fue el ministro más influyente de determinado período gubernamental de nuestro país, le escuchaba decir, con su arrogancia proverbial, que “el presidente Fernández tiene que empeñarse en detener esta corrupción que es la más grande de las corrupciones que ha conocido el país en su historia”.
Reí, porque si uno se dedicara a dar rienda suelta a las indignaciones que le produce el quehacer político de esta nación, va a explotar como un montante. Por tanto, le sugiero también reír, como si lo que viéramos a diario en la prensa nacional fuera un capítulo más de “La Tremenda Corte”.
Hay que confiar demasiado en la poca memoria nacional para reclamarle a Leonel Fernández que acabe con la corrupción, mientras usted, en su tiempo de poder, centralizó y maniató toda la canalización de los proyectos de desarrollo que hoy darían trabajo a muchos miles de dominicanos. Cuando usted obligaba al pago de sustancioso peaje, si es que se deseaba que un proyecto fuese aprobado por el gobierno. Cuando usted permitió que el narcotráfico caminara por sus fueros sin restricción alguna y convirtió a esta nación en la gran pista de aterrizaje de los aviones empolvados de blanco.
No se interprete que, por esto, debemos aceptar la evidente corrupción que el actual gobierno lleva dentro, como tampoco creo que el hecho de que el ex funcionario al que me refiero, por haberlo hecho igual o peor que el criticado, signifique que ello neutralice las culpas de ambos. Lo que digo es que aquí queda muy poca gente con moral para criticar, sin tomar en cuenta que lo que se comete ahora son los mismos errores que ellos cometieron, y que no se debe subestimar a un pueblo que descubrió hace mucho la esencia filosófica de la democracia nacional: “Tápame tú ahora, que mañana yo te tapo a ti”.
Si usted fue funcionario y dejó un pelerío como los gatos cuando salen huyendo después que los descubren llevándose la carne de la cocina, no critique al que gobierna en el presente. Hable de golf ó farándula, pero no provoque el hurgamiento en su triste y oscuro pasado.
Cierto que todo sigue igual y que su método sigue vigente, probablemente con una comisión más alta en efectivo, pero a usted no le luce, amigo multimillonario de la política... ¡A usted no le luce!
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