La visita a nuestro país de la brillante Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, y sus declaraciones acerca del papel que debe jugar República Dominicana en el problema haitiano, es una confirmación plena de lo que habíamos advertido sobrevendría con la ascensión al poder de la nueva administración demócrata, en la que el caucus negro y los grupos de presión prohaitianos tienen una gran influencia.
La posición de la responsable de la política exterior norteamericana de que “le demos una mano” a nuestros vecinos, revela la visión del gran país del Norte en su estrategia para abordar la triste realidad de ese pobre pueblo, que no es otra que tratar de resolver su drama a costa de nuestro territorio y de nuestros magros recursos.
No se habla de grandes inversiones norteamericanas y de otras naciones poderosas en Haití, no; se habla de proyectos conjuntos con República Dominicana, porque en el plano estratégico de largo plazo lo que se quiere es estimular el flujo migratorio hacia nuestro territorio y especialmente a nuestras regiones fronterizas y no a la costa Este de Estados Unidos, donde los haitianos no son bienvenidos.
Se habla de “darle la mano” a los haitianos, desconociendo que este pobre país ha dado hasta ahora mucho más que “la mano”. En este sentido y sólo como muestra podríamos citar que el 35% de las camas de nuestros hospitales públicos son ocupadas por mujeres parturientas haitianas, que vienen a parir sin ninguna dificultad a nuestro territorio.
El gobierno de Estados Unidos quiere que ayudemos más; no se conforman con que tengamos una frontera abierta de par en par; que no tengamos política inmigratoria; que no podamos en los hechos repatriar a ilegales haitianos. No. Aparte de todo eso quieren (a través de una campaña de sus ONG), que bajo la bandera humanitaria le demos la nacionalidad dominicana a más de un millón de ilegales haitianos que están en nuestro territorio.
Pero como si todo lo anterior fuera poco, también quieren ahora que nos vendamos como destino turístico internacional (que es una de las pocas cosas con las que hemos podido sobrevivir) con Haití, el país más pobre del hemisferio y con los índices sanitarios más bajos de este lado del mundo, donde existe una alta incidencia de sida y otras enfermedades contagiosas, que muy bien requerirían la ayuda de las grandes potencias para erradicarlas, como primer paso para superar su drama.
¿Y por qué los turistas norteamericanos, que son los que más gastan, no van a Haití a gastar sus dólares bajo un programa especial de incentivo del nuevo gobierno de Estados Unidos? ¿Por qué el gobierno norteamericano no auspicia grandes financiamientos a sus principales cadenas hoteleras, para que sus turistas puedan invertir en esa empobrecida nación? ¿Cuál es el interés de ligarnos en un mismo paquete, si somos dos naciones hermanas, pero distintas, con cultura, religión y costumbres diferentes? La posición externada por Clinton, desde el punto de vista de su país (Estados Unidos), la comprendemos.
Ellos tienen sus intereses que deben defender como mejor entiendan y su interés geopolítico a corto, mediano y largo plazo es que la población haitiana no emigre despavorida a su país. En ese aspecto central se enmarca su estrategia y quieren que este país cargue con la mayor cuota de responsabilidad en ese problema.
Así como los norteamericanos legítimamente defienden sus intereses, nos toca a nosotros los dominicanos defender los nuestros. Y así como el presidente Leonel Fernández es el primer mandatario de la Nación, es su responsabilidad suprema ser el primer defensor de República Dominicana ante planes evidentes que afectan sensiblemente la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo social y económico de los dominicanos.
Presidente, el país espera que usted, con la sagacidad, la prudencia y la sabiduría que le caracteriza (no importa las presiones a que sean sometidos usted y su gobierno, que sabemos existen), sepa defenderlo con energía. Es un compromiso sagrado e histórico que todos los dominicanos de buena voluntad esperan que usted asuma.
http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=98408
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