Cuando el presidente Leonel Fernández expresó que si las elecciones fueran hoy el PLD ganaría 27 senadurías y que incluso podría ganar las 32, no está inventando. Es fruto de un análisis diario y persistente de todos los factores que tienen que ver con el proceso y de la implementación de una estrategia para consolidar tanto los candidatos de esa organización como a ella misma.
Lo que se prevé es que el PLD saldrá victorioso de esta contienda, que aumentará su representación congresual y municipal. Y todo eso debido a que si bien se cometieron errores y abusos tanto en el proceso interno como en la negociación con los aliados, esas situaciones fueron superadas y el sentido de disciplina de dicha entidad contribuyó a que esas heridas fueran subsanadas.
A eso se une el hecho de que la dirección del PLD, encabezada por su presidente Leonel Fernández y líderes de la calidad de Danilo Medina, entre otros, entendieron que la unidad entre ellos es la garantía de una victoria aplastante en el 2010 que, además, se refleje de manera directa en las elecciones del 2012.
Y con el acto realizado frente al Congreso, donde los candidatos del PLD hicieron un “pacto con el progreso”, se le da un tono diferente a la campaña electoral y se busca que el electorado entienda que los contenidos programáticos son también parte muy importante para los aspirantes de ese partido.
En el caso del PRD, las cosas se aprecian totalmente diferentes. Mientras los peledeístas exhiben disciplina y fortaleza a pesar de aquellos problemas, en el PRD se evidencia un desorden, un irrespeto de los principales dirigentes hacia muchos candidatos que fueron sacados de la boleta. Y lo que es peor: el propio presidente y líder de ese partido, Miguel Vargas Maldonado, dice de manera totalmente antitáctica que en su partido hay sectores internos que no quieren que esa organización gane las elecciones.
Eso provocó una oleada de críticas de otros líderes que mostró que la unidad del PRD es un sofisma.
Pero lo peor es el hecho de que Hugo Tolentino Dipp, uno de los líderes históricos del PRD, dijo que Miguel Vargas está rodeado de “tontos e idiotas” que creen que ese partido es una empresa donde todos deben someterse “al dictado de su dueño”. Y fue más lejos, pues, dijo que si bien Miguel y su grupo tienen mayoría en el PRD eso debe aplicarse “sin ánimo de aplastar ni de avasallar a los disidentes”. Y para finalizar expresó que a Miguel se le ha entregado un “mazo no para aplastar, sino una balanza… para calibrar con justeza un determinado resultado”. Esta dura reacción de Hugo evidencia serias diferencias en la conducción del PRD, las cuales se expresan de manera diaria en la campaña, en la dispersión de los esfuerzos, en el apoyo disgregado de los principales líderes a sus candidatos y en la muestra de desunión y desorden en un partido que al parecer nunca podrá imponer la disciplina. Mientras el PLD se muestra unificado, fortalecido y motivado en todos los órdenes, el PRD muestra desunión, desconfianza entre sus dirigentes y falta de coherencia para desarrollar una campaña integral. Eso evidencia una gran victoria del PLD y una gran derrota para el PRD.
Euri Cabral es comunicador y economista
eurizina@hotmail.com
http://www.blogs.elcaribe.com.do/articulistas/euri-cabral/4631-diferencias-entre-pld-y-prd.html
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