Después de 22 años al frente del Estado, hizo su último intento en las elecciones de mayo del 2000, dividiendo así las fuerzas que se oponían a lo que él mismo había llamado el camino malo; esta acción arrojó al país a un viaje hacia la insensatez y la improvisación del período 2000 al 2004.
Analizar la reelección presidencial partiendo de un personaje político como el doctor Balaguer, no sería sensato, porque para este hombre público todo proyecto nacional o de poder tenía que rondar en torno a él; tan real es esta aseveración, que no tuvo confianza en nadie ni para sustituirle, ni para dirigir un proceso por un nuevo liderazgo que a su desaparición asumiera la dirección de su propio partido.
La reelección no es mala en si misma; se hace dañina cuando los grupos alrededor del presidente reelecto, quieren eternizarlo en el poder para sus fines particulares, casi siempre muy ajenos a los intereses de La Nación. En el caso particular del presidente Leonel Fernández, su reelección del 2008, es uno de los hechos políticos mas trascendentes y provechosos para el país en las últimas décadas; pues además de la continuidad de una política de proyectos de infraestructura imprescindibles para el desarrollo económico del país, permitieron a la población capear el maremoto de la crisis económica mundial en unas manos experimentadas y una mente racional y sosegada.
Promulgada la nueva constitución en enero pasado, uno de los logros políticos extraordinarios del presidente Fernández, el espíritu civilista y democrático del Mandatario se ensancharía si propiciara un reemplazo en la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana de cara a los comicios de mayo del 2012. No habría ganancia política para el Presidente, en una reedición suya en el poder, como no habrá ningún beneficio en este sentido, si los grupos a su lado, trataran de reeditarlo a él en una persona de su entorno. Eso sería interpretado de inmediato y en el futuro histórico como una burla parecida a las tantas registradas por nuestra historia.
Es impensable que Leonel Fernández suba a su hombro a alguien para hacerlo presidente de la República; aquel escogido por las bases del PLD debe mostrar liderazgo y virtudes propias para ser jefe de La Nación; la ayuda del Presidente a esta candidatura, debe estar signada por una alianza estratégica de sus sectores incondicionales con la nueva candidatura, que en definitiva será mas favorable a los planes dejados en carpeta y para estos sectores incondicionales que una administración opositora.
A partir del 17 de mayo próximo, después de recoger los resultados de una gran victoria electoral como partido, el PLD enfrentará uno de los retos más importantes de su historia política. Elegir el reemplazo del candidato más exitoso en elecciones limpias y del presidente más democrático que ha tenido nuestro país en los últimos cuarenta años: Leonel Fernández Reyna.
http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/58219/2010-04-25.html
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