lunes, 2 de marzo de 2009

De sepulcros blanqueados y fariseos

Por Rafael Núñez*
*EL AUTOR es director de Prensa y Publicidad de la Presidencia de la Republica.


Cuando se lee la prensa nacional, uno se encuentra con ciertos “opinadores” (el término correcto y moderno es hacedores de opinión) que intentan erigirse en jueces “divinos” con oficina en la tierra. Son los que salen a “señalar” y a “capar”, hacen una especie de lapidación moral a todo aquel que ellos consideran sin facultad para morar en el reino de los cielos, en su lista de monjes, en su exclusivo mundo de egocéntricos que han construido.


Conozco la existencia de solo un juez: El Todopoderoso Dios. No sé de nadie en el Planeta poseedor de la majestad de ser juez, amo y señor, para decir quién cumple con los mandatos divinos.

Estoy de acuerdo que la gente debe actuar con limpieza, sin dañar a nadie y conforme a los preceptos familiares y religiosos, de no hacerle daño al prójimo. Y que si tiene una función pública debe actuar apegado a los valores morales, cuidar del patrimonio público. Esa es mi forma de actuar, pero no quiere decir que el que esté fuera de mis normas, pudiera estar lejos del alcance de la gracia de Dios porque no soy quien para juzgar a nadie.

Todo esto viene a cuento porque en estos días leí en la prensa el artículo de una inefable comunicadora que hacía referencia a declaraciones del presidente Leonel Fernández, sacadas de contexto. Cuando un periodista escribe sus crónicas fuera del contexto de los pronunciamientos dados por uno de sus entrevistados, ¿cómo se llama en el buen ejercicio del periodismo?; cuando un médico engaña a su paciente diciéndole que tiene que ser intervenido quirúrgicamente, a pesar de que su enfermedad se cura con un jarabe, ¿cómo se llama eso?; si un ingeniero construye un edificio al margen de las regulaciones que norman la ingeniería, ¿cómo se llama eso? Falta de ética.

Para algunos sepulcros blanqueados, el sustantivo corrupción es sinónimo de funcionario público. Es cierto que ese flagelo ha castrado la posibilidad para que muchos dominicanos mejoren su calidad de vida. Es verdad que la corrupción en el país, y en todo el mundo, no ha sido enfrentada exitosamente, pero nadie tiene derecho a echarle lodo a la honra ajena, sólo porque tiene la posibilidad de contar con un espacio en un periódico para escribir irresponsablemente.

Un colega funcionario se quejaba amargamente de que fue víctima del abuso de manipulación en unas declaraciones y me decía que no tenía forma de defenderse porque en otra ocasión no le dieron el mismo espacio que en aquella información en la cual se le denigraba. Se tiene la creencia de que el abuso sólo emerge del poder político, también abusa quien valiéndose de una columna trata de dañar la reputación de otra persona. Aquel periodista que toma una información fuera de contexto para engañar a sus lectores o a quienes lo escuchan por radio y televisión, también incurren en abuso de poder.

Pero a quien pueda ser víctima de una falta de ética o irresponsabilidad como la que he señalado, debo recordarle que en todas las épocas ha habido blanqueadores de sepulcros, que en la mayoría de los casos en su interior sólo habita un hipócrita, farsante o fariseo. Si queremos saber más sobre blanqueadores de sepulcros y fariseos ver a Mateo, 23,1-39, y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/27983/2009-03-01.html

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