lunes, 16 de marzo de 2009

Estrategia del PRD no está clara pues no unen voluntades

Orlando Gil - 3/16/2009

Ahora
El PRD, que no quiso participar en La Cumbre, lo hará en la Reforma Constitucional. No se entiende que se sume a la segunda, si no quiso hacerlo en la primera. Podrá defenderse diciendo que a una fue invitado, pero que a la otra le corresponde por pleno derecho, aun cuando la iniciativa proviniera de la misma instancia: el poder Ejecutivo. O mejor, el presidente de la República. El ánimo, por contradictorio, confunde. Cuando fue convocado al encuentro de las fuerzas vivas puso todos los peros posibles, como una forma de hacerse el imposible. Con la Reforma buscó periquitos, como fue demandar que fuera por Constituyente, pero tuvo desde el principio la decisión de formar parte de la Asamblea Revisora. La estrategia no está clara, pues si no se unen las voluntades, tampoco las voces. La Cumbre era un foro, y el PRD lo desestimó. La Reforma es otro foro, pero nadie sabe cómo lo aprovechará. Incluso, entre sus handicaps estaría su déficit de tribunos. Faltarían en la ocasión los Pablo Rafael Casimiro Castro y los Jottin Cury, quienes hicieron historia a nombre del PRD en una época tan lejana como olvidada. Ojalá que no encuentren un Nano Uribe que le repita una verdad en ese tiempo consagrada: “ A la Oposición se le oye, se le aplaude y se le rechaza. Fly al infield, fanáticos ”...

Lucimiento
Lo de los tribunos resulta interesante, puesto que se tiene la decisión de televisar al país las sesiones de la Asamblea Revisora, y solo podrán lucírsela los legisladores senadores y diputados que tengan dominio de la palabra y de la escena. La potencial coalición de peledeístas y reformistas permite adelantar la suerte de los perredeístas. Las oportunidades por tanto se pintan calvas, ya que se supone una oposición minoritaria a la que se le permitirá hablar, pero difícilmente pueda imponer puntos o decisiones en una agenda convenida. Lo de “ se le oye, aplaude y rechaza ” será un ritornello inapropiado, pero real. El papel de contraparte, en esas condiciones, será amargo. La ocasión, sin embargo, será de oro para llevar la contraria en una discusión que no será anecdótica, sino profunda y decisiva. Además, de que habrá testigos, pues los interesados podrán seguir los debates desde sus casas y formarse su opinión, sea sobre los temas o el desempeño de los asambleístas. Estos rivalizar‡n entre sí, pero también los partidos, a los cuales se les pondrá puntuación dependiendo del manejo de sus representantes. Este es uno de los aspectos que no se ve, pero que preocupa cada vez que los partidos deben escoger los candidatos a posiciones electivas: la capacidad y calidad de sus dirigentes. No todos están preparados para un performance como la Reforma...

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