Mientras el Estado estuvo asociado a la Shell los empresarios nunca mostraron preocupación por ese socio en la Refinería Dominicana de Petróleos. A pesar de que tiene dentro de sus principales accionistas a la jefa de Estado del Reino de los Países Bajos, la reina Beatriz de Holanda. Para el Conep nunca fue de preocupación que la Shell administrara Refidomsa y que, en consecuencia, dentro de esa sociedad no se tomaran en cuenta los intereses del Estado.
Ahí no fue importante ni estratégico el negocio de los combustibles, ni mucho menos debía tenerse cuidado y observar detenidamente las intenciones del socio. Para la Cámara Americana de Comercio no era “estatización” que aquel socio tuviera de accionista a un “monarca”. Para ellos, el papel “regulador” que el Estado debía jugar era el que desempeñaba antes, cuando a pesar de tener la mitad de las acciones y de nombrar al presidente del Consejo, el control absoluto de la empresa y de sus operaciones se mantenía a cargo de la Shell, que se pasó más de 30 años engañándonos, sin que por ese motivo se pronunciaran los que hoy muestran tanta preocupación por la venta a PDVSA.
Y no objetan el negocio, sino al socio; no se sabe si por asuntos ideológicos, solidaridades empresariales mal entendidas, intereses económicos, o “todas las anteriores”. Objetan la supuesta “dependencia petrolera” del veleidoso temperamento de Chávez, perdiendo de vista que sin dejar de ser una empresa estatal, Petróleos de Venezuela es una entidad comercial que participa en los principales mercados del mundo, y que es regulada por las leyes comerciales internacionales. Pero además, ese socio que desprecian es el mismo que mediante Petrocaribe le ha ahorrado al Estado dominicano más de US$536.5 millones, financiándole 1,169.3 millones en condiciones blandas.
En fin, que si ellos tienen en carpeta un socio que aporte 130 millones de dólares, dejando el control de Refidomsa en manos del gobierno, entonces que lo presenten y lo traigan rápido. De lo contrario, si el asunto es entorpecer un acuerdo que va en beneficio de los dominicanos simplemente porque afecta intereses poderosos, que mejor se callen. Que la célebre “eficiencia del sector privado” ha quedado muy en entredicho con la crisis financiera en EEUU. Una crisis que conocen muy bien los del Conep y los de la Cámara Americana de Comercio.
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