martes, 16 de junio de 2009

Que no mueran los Juanes


Hoy/ Wilson Morfe

Juan Pablo Duarte estuvo entregado a la causa libertaria

Escrito por: SERGIO SARITA VALDEZ



La historia de la República Dominicana hay que verla como la de una madre pobre generadora de hijos e hijas soñadores que ayer vislumbraron la posibilidad de crear una nación digna y justa para el pleno disfrute de las futuras generaciones. Gracias a una fe inquebrantable y a inmensos sacrificios inenarrables. los fundadores de la patria nos legaron el derecho de llamarnos dominicanos.

Muestra de ello es lo entregado que estuvo el patricio Juan Pablo Duarte a la causa libertaria quien con el fin de obtener recursos financieros para la independencia escribió desde el exterior a su madre en 1844: “El único medio que encuentro para reunirme con ustedes es el de independizar la patria; y para conseguirlo se necesitan recursos supremos. Es necesario que ustedes, de mancomún conmigo y nuestro hermano Vicente, ofrenden en aras de la patria lo que a costa del amor y trabajo de nuestro padre hemos heredado”.

Al enterarse de que su terruño amado había sido anexado a España decide unirse al movimiento restaurador y escribe a Don Ulises Espaillat, el 21 de abril, 1864: “El deseo de participar de los riesgos y peligros que arrostran en los campos de batalla los que con las armas en la mano sostienen con tanta gloria los derechos sacrosantos de nuestra querida Patria, y la falta de salud que experimentaba al recibir la nota de fecha 14 del que cursa, por la cual se me ordenaba alistarme para emprender viaje a ultramar, me compelieron con harto sentimiento de mi corazón a renunciar al alto honor que se me dispensaba en la importante misión que se trato de encomendarme; pero al ver el modo de expresarse, con respecto a mi vuelta al país, del Diario de la Marina, se ha modificado completamente mis ideas y estoy dispuesto a recibir vuestras órdenes si aún me juzgareis aparente para la consabida comisión, pues si he vuelto a mi patria después de tantos años de ausencia ha sido para servirla con el alma, vida y corazón, siendo cual siempre fui motivo de amor entre todos los verdaderos dominicanos y jamás piedra del escándalo, ni manzana de la discordia”.

Casi cien años después, como diría Martí, Juan Bosch, hijo en la ideas del patricio, expresaría en su discurso inaugural: “Como país americano nos hallamos en el centro de la gran corriente revolucionaria que está sacudiendo al Nuevo Mundo, y si tomamos en cuenta que esa fuerza poderosa es más potente en países que no pudieron desarrollarse a tiempo debido a que se lo impidieron las tiranías u otras fuerzas sociales negadas al progreso, debemos admitir que en la República Dominicana estamos obligados a avanzar de prisa, tan de prisa como sea posible hacerlo sin salirnos en momento alguno de las normas democráticas, las cuales exigen que se respete el derecho ajeno, porque sin respeto al derecho ajeno no puede haber paz, y sin paz no puede haber bienestar para los millones de dominicanos que reclaman una vida mejor”.

Urge ahora más que nunca, multiplicar nuestros Juanes, como garantía eterna de que habrá patria para todos y para siempre.

http://hoy.com.do/opiniones/2009/6/15/281641/Que-no-mueran-los-Juanes

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