Francisco del Rosario Sánchez

Escrito por: Euclides Gutiérrez Félix (informacion@elnacional.com)

Nació el 9 de marzo de 1817 en la ciudad de Santo Domingo, hijo de Narciso Sánchez de ocupación tablajero, y de Olaya del Rosario. Poco se sabe de su niñez y adolescencia, como de la mayoría de los hombres públicos de su época. En los primeros años de su juventud se dedicó al oficio de artesano y aparece en documentos públicos de entonces como “peinetero en concha”, experto en fabricar peinetas, peines, anillos y adornos, hechos de los “chifles” del ganado que servia de base al negocio de su padre, aunque para 1839, a los veintidós años de edad, figura como escribiente firmando documentos y actos del Estado Civil. Con Duarte, Pina y otros jóvenes capitaleños compartía las prédicas y lecciones del padre Gaspar Hernández y aunque no aparece como asistente a la primera reunión de la fundación de la “Sociedad Secreta Trinitaria” se le tiene como organizado en ella y, junto a Mella, promotor y uno de los más entusiastas activistas de la causa republicana.

De los grandes próceres republicanos de nuestra historia, la figura más patética y dramática, que consterna por su final, es Francisco del Rosario Sánchez, indiscutible héroe del 27 de febrero de 1844. Hombre de ideas y acción, al igual que Duarte, Mella, Cabral, Pimentel, Manzueta, Adón y otros, ostenta los laureles de la doble proceridad. Pero esa figura, expresión auténtica de dominicanidad, una de las más definidas, es trascendente no sólo por su origen social, sino también por la trayectoria de su vida, matizada por su militancia política partidista de notorios errores, pero firme y decidida en su vocación patriótica, republicana y revolucionaria. Valiente, temerario e ingenuo, fue su comportamiento como militante de la vida política cotidiana. Su conducta como hombre público fue honesta, incorruptible, y más que incorruptible, inmaculada.

En las actividades conspirativas del grupo republicano e independentista Sánchez demostró sus condiciones de organizador y dirigente. Poco tiempo después de iniciados los trabajos que persiguen la separación y la independencia, pasó a ser segundo jefe del Movimiento y extendió sus actividades de proselitismo e información fuera del ámbito de la ciudad de Santo Domingo. Fue Sánchez, cruzando a nado el río Ozama, quien avisó a Duarte de la llegada a territorio de la parte Oriental de la isla del presidente haitiano Charles Herard Ainé. Más tarde, ausente Juan Pablo del país, asumió la dirección del Movimiento Republicano Independentista que había entrado en su última y más peligrosa etapa. Buscado por las autoridades haitianas se esconde y hace correr el rumor de que había muerto. Apoyado por Matías Ramón Mella, quien le presta efectiva y firme colaboración, redacta Sánchez para los primeros días de enero de 1844, las ideas generales del Manifiesto de Independencia del 16 de ese mes.

En reunión celebrada la noche del 24 de febrero se toman las últimas decisiones y el grupo de valientes elige a Sánchez, Comandante de Armas con el rango de Coronel, lo que constituyó un reconocimiento a su jefatura política y militar. A él le correspondió el honor, con veintisiete años de edad, en el Baluarte de El Conde, enhestar la bandera con la exclamación de: ¡Dios, Patria y Libertad. Viva la República Dominicana! ¡Gloria y gratitud eterna a Francisco del Rosario Sánchez!

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