lunes, 22 de marzo de 2010

La acusación de la ONU

Vinicio A. Castillo Semán - 3/22/2010

El país ha sido condenado en un informe de la ONU por prácticas racistas y discriminatorias en contra de los haitianos ilegales, en una clara e inequívoca onfirmación de lo que hemos estado planteando acerca de una conspiración internacional contra República Dominicana, que busca arrodillar a su gobierno e instituciones ante el mundo, para cercenarle su derecho soberano de ejercer una política efectiva sobre la inmigración masiva de ciudadanos haitianos ilegales.

El caso del informe de la ONU no puede verse como un hecho aislado; es todo un tinglado internacional muy bien orquestado, que lo ha hecho coincidir con el reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos a la activista haitiana Sonia Pié, quien obtuviera de forma irregular un acta de nacimiento en la República Dominicana, y quien ha llevado la voz cantante en las acusaciones de racismo y esclavitud contra la República Dominicana en foros internacionales y a favor de los llamados “derechos de los inmigrantes ilegales haitianos y sus descendientes” en nuestro territorio.

El informe condenatorio de la ONU, igualmente coincide en el tiempo con un informe que en la misma tónica plantea el Departamento de Estado de los Estados Unidos, dado a conocer en los últimos días, en el que claramente se reivindica un derecho de nacionalidad dominicana para los ilegales haitianos y sus descendientes, contrariando de forma directa el texto de nuestra nueva Constitución, del anterior y de la jurisprudencia constante de la Suprema Corte de Justicia, en el sentido de que los hijos de los ilegales haitianos en nuestro territorio no adquieren la nacionalidad dominicana.

El plan de fusión de las dos naciones está en curso. Se ha acelerado después del terrible terremoto que sufrió nuestro vecino Haití. En centros de gran poder mundial se está discutiendo toda una política tendente a estimular la emigración masiva de haitianos hacia la República Dominicana, bajo el entendido de que es la solución a largo plazo más viable y más económica para la Comunidad Internacional.

Para tales fines, junto con la multiplicación de la invasión haitiana a través de una frontera abierta de par en par, se necesita doblarle el pulso al gobierno dominicano para que éste no esté en condiciones mínimas de ejercer derechos soberanos de repatriación y, lo que es peor, que acceda, a base de chantaje y presión que produce la acusación internacional de racismo, a consentirle derechos constitucionales de nacionalidad a millones de haitianos, produciendo una natural fusión en los hechos de ambos países.

El plan de haitianización es ya tan evidente que tiene connotados propulsores públicos, como mi entrañable amigo Euri Cabral, que propugnan porque los haitianos ilegales y sus descendientes tengan derecho a elegir sus representantes congresionales y municipales, en una primera etapa, y un Presidente de la República, en etapas más avanzadas de la fusión.

El pueblo dominicano, adormecido y anestesiado como está ante esta conspiración internacional, debe ser alertado.

Y debe tener claro, desde ya, la fuerza política que representaría una población haitiana que hoy supera el millón de personas y que, producto de la política de haitianización, puede multiplicarse en corto plazo, en capacidad de hacer campaña y elegir a sus representantes.

Ese fenómeno, que por su magnitud no podemos englobarlo en los tratados normales de inmigración, es sin duda una masiva invasión, que no solo destruirá nuestros valores fundamentales como nación, sino que ahogará irremisiblemente la esperanza de los dominicanos, de mejorar su calidad de vida, empeorando todos índices de desarrollo humano.

La esperanza que teníamos de que la Comunidad Internacional se comprometiera de forma sincera en la construcción de la infraestructura básica que Haití necesita para subsistir, se va desvaneciendo con el paso de los días.

Lo que existe en la actualidad con el tema de la ayuda a Haití es un pugilato para determinar quién se beneficia de la misma, tanto fuera como dentro de esa desdichada nación.

Con los planes para la ayuda a Haití se está cometiendo el más grave error. Se está tomando en cuenta como interlocutor válido una ficción de Estado, una ficción de gobierno, una ficción institucional, para con ella, canalizar miles de millones de dólares de ayuda a través de una insaciable y hambrienta cúpula política corrupta y empresarial haitiana, que solo está atenta a ver qué beneficios económicos particulares puede sacar de ese espantoso drama dejado por el terremoto, olvidándose, como lo han hecho en las últimas décadas, de esa sumergida y paupérrima población que mal “gobiernan”.

Me preocupa que en este marco tan sombrío, no se haya producido una respuesta gubernamental enérgica, contundente, contra este abuso de la ONU; más bien lo que se ha percibido es una actitud de escurrir el bulto, como si tratar este tema nos sonrojara.

Esa actitud solo sirve para aumentar y estimular los planes de la fusión; esa actitud lleva a quienes están planeando esa trama contra la República en el exterior, a entender que deben aumentar sus presiones sobre nuestro gobierno; esa actitud hace entender a quienes están detrás de ésto, que los dominicanos se dejarán doblegar y no reaccionarán en defensa de su país.

A esos intereses extranjeros, y a quienes aquí le sirven de quinta columna (los traidores a que se refería el escarmiento que pedía Duarte), les decimos que el futuro demostrará que están equivocados. Más temprano que tarde lo verán.

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=135736

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