Esta semana, a partir del apresamiento de un alegado importante miembro de un llamado Cartel del Cibao, a la salida del Aeropuerto de la región, en cuya jipeta se le ocupó un maletín que contenía cientos de miles de dólares, el matutino El Caribe publicó un reportaje sobre la operación de carteles mexicanos de la droga en el país en connivencia con el mismo y contando con la complicidad de mafiosos italianos acomodados en Puerto Plata.
En dicho reportaje se mencionaba que esa asociación criminal había trasegado al menos 8 grandes alijos de narcóticos al mercado norteamericano. El mecanismo utilizado sería el siguiente: los paquetes conteniendo las drogas, de seguro cocaína y posiblemente también heroína, serían arrojados al mar, entre Puerto Plata y Samaná, bien embalados para protegerlos del agua, donde luego los recogerían yates o lanchas que a su vez los trasladarían a México. Desde allí entrarían al pródigo mercado norteamericano que se estima recibe cada años cientos de toneladas de droga pura, que luego es degradada una y otra vez con mezcla de diversas sustancias de bajo costo, conformando un negocio de decenas o quizás cientos de miles de millones de dólares.
Entrevistado al respecto, el Presidente de la DNCD, general Rolando Rosado Mateo, quien sin dudas ha venido realizando un excelente trabajo con los limitados recursos que recibe y que apenas alcanzan para muy precariamente pagar al personal y atender los gastos más elementales de la institución, confirmó la versión periodística aunque aclarando algunos detalles.
El primero de ellos es que desmintió la existencia del llamado Cartel del Cibao, afirmando que el mismo es inexistente; que los narcos colombianos y mexicanos simplemente reclutan dominicanos a los que llama tercerones para el trasiego de los alijos.
Otro aspecto importante: las seguridades que ofreció de que esa droga es manejada por vía marítima ya que la presencia de los Tucanos adquiridos de Brasil por el gobierno hace pocos meses, más la valiosa información que suplen los radares venezolanos y de la DEA norteamericana sobre las trazas de vuelos sospechosos, mantienen un bloqueo total de nuestro espacio aéreo a incursiones de los aviones usados por el narcotráfico, que antes violaban el mismo una y otra vez con prácticamente total impunidad.
Una admisión lamentable la que de que el cuerpo antidrogas carece de naves para enfrentar las incursiones marítimas, además de lo costoso de su mantenimiento y del combustible que consumen.
Y un señalamiento preocupante: su queja de la alegada facilidad con que son liberados por los tribunales de justicia reconocidos narcotraficantes, que son apresados con grandes cargamentos de drogas y con evidencias suficientes para que al menos tuvieran que pasar 20 años en prisión.
Todo parece indicar que la droga que se mueve a través de esta vía pasa solo en tránsito por nuestro espacio maritimo, teniendo a México como único destino. No excluye, sin embargo, que al igual que ha venido ocurriendo hasta ahora, en un momento determinado el peaje local se pague no en dinero sino en parte del cargamento, con lo cual se incrementarían el microtráfico y consumo local.
Pero aún cuando no sea así, el solo hecho de que se estén utilizando nuestras aguas costeras para este tráfico criminal es más que preocupante. Como lo es también la denuncia del general Rosado Mateo sobre las facilidades que en el ámbito judicial encuentran los narcotraficantes para seguir operando impunemente, un aspecto que es preciso someter a un exhaustivo análisis y al que hay que buscarle una solución tan urgente como cada vez más peligroso es el reto que implica enfrentar los poderosos carteles del narcotráfico internacional con los limitados recursos que destinamos a combatirlos.
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