Aquel año de triste recordación, la tasa de cambio del dólar frisaba los cincuenta pesos, la inflación mantenía el precio de los alimentos por las nubes y las ciudades eran especies de “antros medievales” |
Por Namphi Rodríguez / El Caribe |
Miercoles 14 de mayo del 2008 actualizado a las 12:56 AM |
Si alguien hubiera pronosticado en el año 2004 que el ex presidente Hipólito Mejía volvería a “hegemonizar” el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), lo menos que le hubiese pasado era que lo enviaran al viejo manicomio del kilómetro 28 de la autopista Duarte.
Aquel año de triste recordación, la tasa de cambio del dólar frisaba los cincuenta pesos, la inflación mantenía el precio de los alimentos por las nubes y las ciudades eran especies de “antros medievales” con apagones de hasta 15 horas diarias.
El país había perdido la confianza y el crédito internacionales y en los foros multilaterales, la República Dominicana gozaba de la lindeza de tener un presidente que las hacía maravillosamente bien como bufón.
Todo esto sintetizaba el “atípico” carácter repentista y burlón de Hipólito Mejía en la presidencia de la República. Y fueron esas las razones por las que los dominicanos decidieron expulsarlo del poder de manera apabullante. Este escenario pesadillesco hacía inimaginable que en un período tan corto, el ex mandatario volviera a “torear” el viejo partido blanco.
Pero, la impericia del actual candidato del PRD, Miguel Vargas Maldonado, y la presencia escabrosa del economista Andy Dauhajre hijo en su campaña electoral, le han llevado a la comisión de una serie de errores que son trastornadores para el futuro inmediato de esa organización política.
El único camino que le quedará a los perredeístas después de la derrota electoral del próximo viernes 16, será volver a caer en las “garras” de Hipólito Mejía.
Todo esto está motivado en el hecho de que, ante la inminencia de su derrota en primera vuelta electoral, Vargas Maldonado ha sido incapaz de redefinir su perfil como líder de la futura oposición política y la “dirigencia histórica” (Fello, Esquea, Ramón Alburquerque y Abinader) quedó fulminada en la convención pasada.
Sobre Milagros Ortiz Bosch, pese a sus méritos políticos, su precandidatura fue una especie de despedida melancólica a sus aspiraciones presidenciales, tras lo cual se ha relegado en posiciones de quinta monta en el partido y a su nuevo rol como comentarista de temas musicales “revolucionarios” de un melodramático programa radial.
A todo esto se agrega el hecho de que en el PRD no ha sido posible cuajar un liderazgo de relevo, capaz de contrapesar a Hipólito y su PPH, que se mantienen agazapados como audaces cazadores felinos esperando la derrota de Vargas Maldonado.
Incluso, en los círculos perredeístas se rumorea un chiste de mal gusto que narra que en una de sus salidas de humor negro Hipólito habría comentado que si en el 2004 a él lo mandaron para su casa antes de la media noche del 16 de mayo, al actual candidato del PRD “se lo llevarán al echarse las gallinas”.
De manera que al declive natural del candidato después de la derrota, sucederán tempestades intestinas por el control del PRD.
Un escenario perfecto para una obra de teatro político en la que en el desenlace de la trama el “lobo feroz” sufrirá una metamorfosis y terminará siendo el alfa del rebaño de las ovejas blancas.
Namphi Rodríguez es periodista y abogado
www.elcaribecdn.com.do
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