lunes, 12 de mayo de 2008

Tiempo para el voto consciente

Toca decidir, no entre ofertas de esperanzas y promesas, si no entre realidades, calidad y experiencia para enfrentar un futuro inmediato que puede resultar difícil, ante un mundo convulsionado

Por César Nicolás Penson / El Caribe

Con la conciencia como compañía, en 4 días, los dominicanos nos enfrentamos al proceso de selección de gobernantes. Escogemos, decidimos, lo expresamos.

Luego de una extensa campaña electoral, colorida y ruidosa que satura los medios y matizada por los ribetes pasionales que adornan la nacionalidad, el próximo viernes depositamos la decisión personal en forma de voto.

Este día se inicia con los afanes para sufragar temprano, “por si las moscas”, y transcurre entre juegos, tragos, sancochos y compartir barrial y familiar, para concluir con las ansiedades en espera de resultados. Nos parece tan familiar que asumimos como que siempre ha existido y que las libertades de que gozamos hoy son parte integral de nuestra vida ciudadana desde siempre.

Lejos de la democracia de Atenas, predecesora y más pura que la ejercida en la Grecia Antigua, los procesos electorales han sido en múltiples ocasiones meros formalismos para legalizar tiranías.

En las elecciones de 1930, preludio de la dictadura, hubo dos candidaturas: la de Trujillo y la de Velásquez, con la abstención final de esta última, amenazada y perseguida por la banda La 42, constituida por militares apandillados, en un ambiente que hasta la Junta Electoral renunció, siendo sustituida por personeros afines al naciente dictador.

Trujillo obtuvo 223,926 votos en este amañado “torneo”. Realizó durante los 31 años que duró su régimen 7 “procesos electorales” en los que no hubo oposición a su Partido Dominicano, y si la hubo no fueron más que actores de una tragicomedia electiva.

En la última “contienda electoral”, en 1957, resultó “ganadora” la fórmula Héctor Bienvenido Trujillo-Joaquín Balaguer, “obteniendo” 1,265,681 votos sin oposición.

En las primeras elecciones realizadas después de decapitada la dictadura, en diciembre 1962, fue elegido Juan Bosch con 619,491 votos, para el 58.7% de los sufragados.

Con 47 años de ejercicio de una democracia en evolución, con sistemas lo suficientemente maduros para confiar en sus resultados, asistimos a su fiesta más luminosa, con 7 candidaturas y 24 partidos reconocidos, aunque las posibilidades reales se polarizan entre dos fuerzas antagónicas: Leonel Fernández, que exhibe los resultados positivos y experiencias de sus gobiernos y Miguel Vargas, que oferta cambios bajo el pesado fardo del gobierno de Hipólito Mejía, del que fue parte como ministro y como artífice de yerros mayúsculos.

Toca decidir, no entre ofertas de esperanzas y promesas, si no entre realidades, calidad y experiencia para enfrentar un futuro inmediato que puede resultar difícil, ante un mundo convulsionado. Decisión con proyección de 4 años.
César Nicolás Penson Paulús es empresario

http://www.elcaribecdn.com.do

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