jueves, 24 de febrero de 2011

El gran jurista añejo

Por Pedro Manuel Casals Hijo.


 
En razón de la actual coyuntura de la elección de los jueces del tribunal constitucional y de las estrategias políticas que rodean dicha elección, nos sentimos en el deber de expresar nuestra consideración. Es necesario resaltar la importancia y la solemnidad de la función de la magistratura y todas sus implicaciones. Un juez no es un arbitro, ni tampoco un abogado, un juez es un jurista, es una persona con elevadas cualidades humanas y con un criterio de justicia e igualdad que debe sobreponer por ante sus impulsos instintivos. Estas condiciones inherentes a la función magistral, son las que permiten a un magistrado distribuir justicia de la forma más rígida e imparcial.

Conociendo las condiciones de un juez podemos imaginar el aumento gradual de las mismas en relación al nivel jerárquico del magistrado. Esto quiere decir, que si un juez de paz debe de tener estas cualidades, pues por inducción y lógica, suponemos, que un magistrado de primera instancia ha de ser más experimentado y con mejores virtudes. Aunque en la práctica esta hipótesis no sea la regla, no es menos cierto, que tenemos jueces muy capaces y honorables que con su conducta y accionar han demostrado el nivel de profesionalidad y compromiso que tienen con su función y con el país.

Reiteramos que aunque el juez por su función, deba de ser profesional del derecho, no debe catalogarse como abogado. Es un jurista y un intérprete, es un ilustrado del derecho y por tanto debe de contar con la experiencia práctica y teórica que le permita ser independiente y extraer la verdadera intención de la ley en orden de poder aplicarla. Por esto hacemos la distinción entre el abogado y el jurista. El segundo es un genio del derecho, es un doctrinario y tiene suficiente experiencia para saber aconsejar y sugerir. Un jurista, al igual que el vino, y que todos los verdaderos placeres de la vida se torna cada vez mejor con el tiempo y su mente se va añejando en un barril de conocimientos que le hacen exquisito. La edad en vez de inhabilitarlo lo que hace es mejorarlo. Desde el inicio de los tiempos, las sociedades han recurrido a sus mayores en busca de dirección y consejos, por ser estos sabios de la vida y del verdadero conocimiento, ese conocimiento tan valioso y único, que solo viene con la experiencia.

Todos los grandes abogados y juristas, tanto de nuestro país como de todo el mundo, son aquellos con mayor experiencia y edad. Porque son esos quienes a través de los años han vivido la evolución del derecho y de las leyes y nadie mejor que ellos para entenderlo y asimilarlo. Pretender descalificar o disminuir los atributos de un jurista por su edad, es como impedirle a un joven deportista estrella participar en un juego de serie final por no ser lo suficientemente mayor para jugarlo. Es desperdiciar su talento y sus cualidades físicas que su juventud le permite tener. Lo mismo sucede con un juez, cuando se pretende desperdiciar su experiencia práctica de tantos años y su trayectoria por un número. Si, porque la edad es un número, nada mas, es una condición de tiempo no de capacidad. No todos a los 20 años tenemos las mismas capacidades, como tampoco a los 85 tendremos las mismas. Porque no se puede generalizar que todos los hombres a cierta edad somos incapaces o no estamos en condiciones para ejercer nuestra labor. Ejemplo de esto hay en todo el mundo. El anterior presidente de la Suprema Corte de Estados se retiro con 84 años de edad. En Francia hay magistrados que se han retirado hasta con 90 años, al igual que en Italia, China y Alemania.

Sin mencionar que además, un impedimento de este tipo, atenta contra el principio de inamovilidad de los jueces. Quienes por la garantía de su imparcialidad, deben de tener la seguridad de que no podrán ser destituidos o retirados. Estoy de acuerdo con que se evalúen las condiciones mentales y profesionales de los jueces luego de cierta edad, pero de ahí a inhabilitarlos totalmente es una estupidez mayúscula.

¿Quien mas capacitado para manejar un tribunal constitucional, que quien ha tenido la experiencia necesaria en la magistratura para hacerlo? El jurista es abogado, pero no todo abogado es jurista, y es precisamente esta distinción – de la que tanto énfasis hago- la que decide quien debe de ser juez. Hay muy buenos abogados y doctrinarios dominicanos con suficientes y hasta mayores capacidades de las necesarias para asumir una función magistral en el tribunal constitucional, pero para la dirección de este fundamental tribunal se hace necesario un juez de carrera, con la suficiente experiencia administrativa y jurisdiccional que le haga merecedor de un liderazgo con sus iguales en ese superior tribunal y pueda hacer respetar el orden y dirimir conflictos de poder, que de no estar presente un juez de esa categoría, no se resolverían con la misma facilidad.

El fuerte lobbysmo, que se ha intensificado en estos últimos días, ha llevado a un partido político a pronunciarse sobre un mal interpretado impedimento por edad de los jueces, olvidando que la juventud de ese mismo partido, si a impedimentos nos vamos, es mas vieja que los mismos jueces que quieren inhabilitar, entonces me pregunto, si sus viejos todavía son parte de la juventud de su partido, ¿porque otros menos mayores y mas capaces no pueden seguir en sus funciones?

¿Será que lo correcto y lo que conviene, casi nunca es lo mismo? Eso creo…

http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=232383

No hay comentarios: