POR FRANCISCO FÉLIX | FOTOGRAFÍA: MALAQUÍAS ARIAS
19 DE MAR 2011 12:00 AM
Visto como un hombre de firmes posturas, respetado por quienes lo conocen, con su voz pausada y con una amplia descarga de sabiduría, heredada de un ambiente donde la la lluvia de pensamientos era algo común.
Puntual a su cita, afable y dispuesto a ser entrevistado, Pelegrín Castillo, permite que los lectores de El Caribe conozcan un poco más de su vida y sus sueños.
¿Le importa a Pelegrín Castillo cómo los demás lo perciban?
Los seres humanos tenemos una condición y es que nos realizamos con los demás, por lo tanto no podemos ser indiferentes a lo que los demás perciben de uno, pero también sería muy inconsecuente si nuestras convicciones, ideas y nuestras posiciones la supeditamos a lo que lo demás piensan.
Sus posturas son firmes, al igual que sus planteamientos, ¿ha tenido, por eso, alguna vez en su vida algún inconveniente que pueda mencionarnos?
Yo trato de evitar las diferencias personales, porque uno debe valorar el ser humano, pero al mismo tiempo, cuando he tenido que cuestionar actitudes, comportamientos, hechos y mala conducta, cuando entiendo que son válidos esos cuestionamientos, sobre todo porque tienen interés público, lo he hecho.
Mi familia tiene años asumiendo posiciones de riesgo y peligro y yo he aprendido en esa escuela. En la vida pública, el que quiere hacer las cosas correctamente o cambiar, tiene que estar dispuesto a plantear lo que entiende en determinado momento y estar preparado para asumir las consecuencias de sus posturas y eso se llama ser responsable.
¿Cuál ha sido el mayor legado que le ha dado su padre?
La integridad y la firmeza. Mi padre ha sido en la política dominicana lo que se dice una personalidad profética. Son figuras que en muchos casos marcan rumbo, algunas veces se quedan aisladas, son incomprendidas, enfrentan grandes contradicciones en soledad, pero luego sus visiones son aceptadas y se les reconoce.
Es precisamente lo que ha sucedido con mi padre y creo que ha hecho aportes importantes con el estilo profético que lo caracteriza. Su firmeza y visión son solo algunas de las cosas que he recibido de él.
¿A qué no estaría dispuesto a renunciar?
Tengo convicciones muy fuertes sobre mi fe en Dios, el valor de la familia unida, la vida en la sociedad y a mi patria. A aquellos valores fundamentales a los que yo llamo las cuantías trascendentes. La crisis mundial que estamos viviendo es una crisis de humanidad, porque se han debilitado las lealtades fundamentales del ser humano.
Si a usted le ofrecieran la oportunidad de cambiar algo en su vida, ¿qué sería?
Los humanos debemos estar siempre dispuestos a cambiar, a corregir nuestros errores, a aceptar nuestras debilidades, es una lucha continua y permanente, digamos que es una eterna reconvención, pero al mismo tiempo hay cosas que no se pueden cambiar: los principios y aquellas cosas que le dan sentido a nuestra vida, creo que estas cosas son innegociables.
¿En qué cosa no debe incurrir un abogado?
En actuar contra la justicia, prestarse a favorecer situaciones de injusticia, abuso e inmoralidad.
Desde su punto de vista, como político y ciudadano, ¿cómo ve el futuro de República Dominicana?
El futuro del país puede y deber ser muy luminoso, con mayor seguridad y libertad, pero eso no va a producirse por generación espontánea, hay que hacer un esfuerzo enorme, firme, coherente, con la integración de millones de dominicanos.
Pienso que la clave está en la clase dirigente del país, en asumir compromisos con el país y honrar esos compromisos, que deben ir en función de intereses generales de las grandes mayorías y de la nación como categoría política e histórica y que a la vez sean políticas públicas que incorporen a la población al consumo, así vamos a poder decir que tenemos un país con un futuro grande.
¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
Yo tuve una infancia muy feliz. Mis padres me dieron una infancia muy segura, dentro de un ambiente muy familiar. Recuerdo que desde muy pequeño tuve inclinación por la política, a los seis y siete años ya yo estaba participando de las conversaciones de los adultos, opinando de los temas que se debatían en ese momento; además, en mi familia habían de todas las corrientes políticas, todo un panorama donde se producían muchas discusiones de carácter político.
Como político experimentado, ¿qué usted entiende le hace falta a República Dominicana?
Un proyecto nacional fuerte. Yo creo que lo vamos a hacer, estamos trabajando para fortalecer el proyecto de nacionalidad fuerte.
http://www3.elcaribe.com.do/site/cultura-y-gente-mobile/141-sociales/271375-qde-mi-padre-he-heredado-la-integridad-y-la-firmezaq.html
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